Los pocos cuentos que publicó Galdós fueron casi todos debido a la demanda de un periódico o una revista, que instaban a que escribiera por ejemplo alegorías sobre el verano o el otoño ("Theros y Tropiquillos") o un relato navideño ("La mula y el buey"). En ellos se deja vagar la imaginación en contraposición a sus novelas, que reflejan los problemas y contradicciones de la sociedad de su época. Los cuentos de Galdós son didácticos, con triunfo de lo alegórico y maravilloso. Esto se observa muy bien en su cuento "Celín", donde la personificación del Espíritu Santo salva a la protagonista de un funesto suicidio, proclamando la victoria de la vida sobre la muerte.
Los pocos cuentos que publicó Galdós fueron casi todos debido a la demanda de un periódico o una revista, que instaban a que escribiera por ejemplo alegorías sobre el verano o el otoño ("Theros y Tropiquillos") o un relato navideño ("La mula y el buey"). En ellos se deja vagar la imaginación en contraposición a sus novelas, que reflejan los problemas y contradicciones de la sociedad de su época. Los cuentos de Galdós son didácticos, con triunfo de lo alegórico y maravilloso. Esto se observa muy bien en su cuento "Celín", donde la personificación del Espíritu Santo salva a la protagonista de un funesto suicidio, proclamando la victoria de la vida sobre la muerte.