Resumen y sinopsis de Cumbres borrascosas de Emily Brontë
La poderosa y hosca figura de Heathcliff domina Cumbres Borrascosas, novela apasionada y tempestuosa cuya sensibilidad se adelantó a su tiempo. Los brumosos y sombríos páramos de Yorkshire son el singular escenario donde se desarrolla con fuerza arrebatadora esta historia de venganza y odio, de pasiones desatadas y amores desesperados que van más allá de la muerte y que hacen de ella una de las obras más singulares y atractivas de todos los tiempos.
Cumbres Borrascosas es la novela más conocida de su autora, la escritora inglesa Emily Brontë y ha sido llevada al cine con gran éxito en varias ocasiones.
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Sinceramente no sé qué es lo que le ven a esta obra para ponerla por las nubes.
Salvo la ambientación no hay nada que merezca la pena, una pérdida de tiempo absoluta.
Unos personajes embrutecidos, y el protagonista un verdadero villano que odia de forma transgeneracional que maltrata física y psicológicamente a la hija de su amada ya muerta y que no se compadece ni siquiera de un niño huérfano. Una novela que rebosa toxicidad por todos lados.
Exponente de novela decimonónica de carácter trágico, harto desigual, pero con geniales cualidades poéticas.
Muy lograda ambientación romántica adornada con espectros, supersticiones, decorados tétricos y claustrofóbicos y dos personajes (Cathy y Heathcliff) imposibles de olvidar.
Una obra extremadamente lenta. Le falta ritmo, es monótona, los personajes en general no aportan prácticamente nada... creo que es una novela que tiene el peso de la fama de su época, pero en mi opinión te pasas buena parte del libro sin tener ninguna sensación de avance.
Con todo lo que me gusta la literatura del siglo XIX y una de las obras "cumbre" me ha decepcionado bastante. Un relato muy ñoño y con personajes muy desagradables. Se espera el final hacia la mitad de la obra, vas adivinando lo que va a pasar.
"Para mí, casarme con Heathcliff sería una humillación, pero él nunca podrá figurarse cuánto le quiero, y no porque sea guapo o rico, sino porque hay más de mí en él que en mí misma". (Catherine Earnshaw)
Una obra muy meritoria de Emily Brontë, con un gran manejo del espacio y tiempo en el argumento narrativo de la historia. Llena de simbolismo, de tragedias personales y de un patetismo en los personajes que no deja indiferente al lector, "Cumbres borrascosas" representa un clásico en la literatura inglesa, que generó polémica en su tiempo por su estructura original y sin precedentes en autor alguno. Novela interesante, más cercana de la tragedia griega o del teatro isabelino que de la típica narrativa victoriana, le granjeó a su autora un lugar especial en el mundo literario. Recomendable.
Atrapante novela, cuyos personajes principales son los anti-héroes, muy bien construidos e imposibles de amar. La autora los observa desde lejos, sin mostrar un lado piadoso nunca en ellos.
“Cumbres borrascosas” de Emily Brontë, es un excelente clásico, para mí psicológico, muy interesante para analizarlo. Lo recomiendo.
Una novela muy oscura, estremecedora. Una historia de odio, venganza y obsesión, apasionada, violenta, tumultuosa y tempestuosa que plantea cuestiones brutales, descarnadas. El amor de los protagonistas, Catherine y Heathcliff, es enfermizo y tóxico.
Este y "Jane Eyre" de Charlotte Brontë, una de sus hermanas, son los mejores clásicos que leí hasta ahora.
Novela con una fuerza espectacular a la que le atribuyo más valor si cabe cuando no se pierde de vista la época en la que se escribe y el hecho de que lo haga una mujer, lo que le añade un plus.
A posteriori leídos los apéndices que al final aparecen en la novela y que le hizo su hermana, se ve gran parte del carácter de la escritora en las descripciones del paisaje, de los ambientes, de los personajes y de su forma de ser. Se palpa que vivió en esos parajes inhóspitos a simple vista, pero que tienen la belleza y el calor de cualquier hogar. Esto nos pasa a casi todos con "nuestra tierra" que por muy dura y desagradecida que nos parezca siempre será nuestro hogar.
Veo, entre muchas cosas, por un lado, la crítica feroz de la autora a un sistema hereditario totalmente perverso en el que se dejaba sin nada a las hijas por el mero hecho de no ser varones, y por otro como se puede moldear el alma de las personas en función del ambiente al que estén sometidos como se ve en la degradación de los que viven en Cumbres Borrascosas, aunque siempre hay sitio para la esperanza.
Por otra parte, la edición cuya traducción es de Carmen Martin Gaite no puedo por menos que aconsejarla, es espectacular.
Gran clásico y el diez no se lo doy porque me deja con ganas de seguir, cosa que no se puede tomar como crítica.
La novela no ha respondido a las expectativas creadas, me ha resultado muy pesada y aburrida, con situaciones muy repetidas que no han logrado engancharme en ningún momento. La forma en que está escrita tampoco ayuda porque muchas veces cuesta ubicar a los personajes en situaciones muy enredadas.
Mucho se ha escrito sobre el género, el estilo y el significado de Cumbres Borrascosas. Se la ha calificado de novela sociológica, enigmática, misteriosa, de psicodrama ontológico y pasión metafísica. Incluso hay quien habla de una especie de cuento de hadas extendido. Y realmente, Cumbres Borrascosas es todo eso y mucho más. De hecho, Emily Brontë, como gran lectora del Paraíso Perdido de Milton, escribió Cumbres Borrascosas obsesionada con el mito de la caída de Adán y Eva, pese a la aparente ausencia de referencias a la obra miltoniana en la novela. Cierto que no hay referencia literal ninguna, y sin embargo, todas las voces narrativas de Cumbres Borrascosas, estructuradas en torno a círculos concéntricos, muy innovadores para la época, insisten en el tema del cielo y el infierno y la caída.
Porque Combres Borrascosas es exactamente eso, el relato de una caída, la caída de Catherine y Heathcliff, la caída como metáfora del enamoramiento romántico idealizado. Pero Catherine cae en el momento en que se separa de Heathcliff, de su yo alternativo, de su alter ego rebelde, de su anhelado látigo/Heathcliff, metáfora de la naturaleza, de su auténtico yo. Heathcliff y Catherine eran un todo, una entidad andrógina y juntos compartían su cielo/infierno, su particular Paraíso, hasta la caída, hasta el momento en que se separan, el momento en que Catherine entra en la adolescencia y se cree enamorada de Linton, cayendo así en el mundo de la sumisión y la cultura patriarcal. Porque Emily Brontë invierte los términos miltonianos, los reescribe, puesto que la caída de Catherine Earnshaw no va del cielo al infierno, sino al revés, del infierno al cielo. El cielo representa en la novela la Granja de los Tordos, propiedad de los Linton, mientras que el infierno es Cumbre Borrascosas, propiedad de los Earnshaw. Porque Catherine, al caer, comienza a asimilar y a resistirse al mismo tiempo a la idea de que el cielo, entendido también como la metáfora de lo convencional, del pensamiento dual y la cultura patriarcal, es algo que debe estar separado del infierno, el pensamiento no-dual.
Es en este sentido que Cumbres Borrascosas es mucho más que una simple historia de amor romántico o pasional, ambientada en los inhóspitos páramos de Yorkside, Inglaterra, para pasar al plano de lo metafísico y la subversión. Ciertamente, Cumbres Borrascosas, publicada en 1847 bajo el pseudónimo de Ellis Bell, es una novela victoriana, incluso gótica, pero sobre todo subversiva, que trata además de la orfandad, los orígenes de lo femenino, el porqué de la caída de la mujer y de su sumisión al mundo de la cultura, de la cultura patriarcal.
En Cumbres Borrascosas encontramos ya desde sus inicios confundidos el cielo y el infierno, la cultura y la naturaleza, el amor y el odio, la paz y la violencia. No hay separación. Los sentimientos de sus habitantes se expresan a través de las fuerzas de la naturaleza y se da rienda suelta a lo salvaje y a la libertad. Esa es la clave, no separar, porque todo forma parte de un todo (y curiosamente esa es la base del pensamiento no-dual, del pensamiento feminista). Es con la separación con lo que comienza la caída, la tempestividad y la agonía de Catherine y de Heathcliff, que se resisten pese a todo a ser separados, asimilados, para culminar con el triunfo de la cultura patriarcal, la cultura dual cristiana. Con el triunfo de lo convencional.