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Obligación de la carrera, y menudo bodrio. Doña Luz es la oscuridad de la novela. La trama camina sin rumbo, sin que suceda absolutamente nada, para luego cambiar de rumbo y explicar una historia estúpida. ¡Incluso en la edición del libro indicaban que el autor no sabía qué hacer con la novela, que no sabía como acabarla! Esta novela, junto a Sotileza de Pereda sería las torturas que le regalaría a mi peor enemigo.