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Técnicas para marcar los libros, porque no hay nada mejor que vivirlos

AutorYolanda Galiana el 23 de septiembre de 2021 en Divulgación
  • Hay dos tipos de lectores: los que marcan sus libros y los que prefieren mantener su estado impecable.
  • Quienes señalan sus libros establecen una relación más profunda con la historia, dejando un pedacito de ellos mismos entre las páginas.

Libros, un post-it y marcadores

Leer no es una experiencia única y, por ello, cada uno de nosotros vivimos la lectura de una manera distinta. De entre todas las formas posibles de leer existen dos que se hallan en constante enfrentamiento: marcar los libros y mantenerlos impolutos. Si eres de los primeros es muy probable que, en algún momento de tu vida, hayas tenido que justificarte ante un lector que concibe el subrayar los libros como el peor de los pecados. Se llevan las manos a la cabeza, no entienden por qué motivo querrías “destrozar” así una obra. Pero no te preocupes, te entendemos e incluso —esto que quede entre nosotros— lo compartimos.

¿Por qué marcar los libros?

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla: los libros están para vivirlos. A pesar de que tan válida es una postura como la otra, nadie puede negar que hay cierta magia en los ejemplares subrayados y llenos de notas pues, cuando los ves, sabes que su dueño ha exprimido la lectura al máximo. De un libro cualquiera pasa a ser un libro único, que además de su contenido, anida en sus páginas un pedacito de su lector. Sus frases favoritas, las escenas que más le han impactado, sus reflexiones a lo largo de la historia…

Detrás de la acción de marcar un libro hay mucho más de lo que parece: un lector que lo pone en práctica no solo está transformando la estética del ejemplar, sino que está profundizando más en su lectura y estrechando la relación entre el texto y él. Gracias a ello, recordará mejor lo leído y, si en algún momento quiere volver tras sus pasos y encontrar algún pasaje en específico, tenerlo señalado con anterioridad le ahorrará muchos quebraderos de cabeza. Además, es una práctica de lo más útil para aquellos lectores a los que les gusta escribir reseñas de sus lecturas, pues facilita mucho el trabajo de redacción.

¿Qué usar?

Una vez decides aventurarte a marcar tus libros, el siguiente paso a dar es elegir la herramienta que vas a utilizar para hacerlo. Aunque es a gusto del lector, te proponemos algunas formas de hacerlo.

Subrayador o lápiz. Con el primero conseguimos que lo que queremos señalar —normalmente una frase que nos ha gustado— destaque sobre el resto del texto, y lo haga de una forma muy bonita estéticamente. En lugar de subrayador también se pueden utilizar con el mismo propósito rotuladores, bolígrafos o colores. Por otro lado, con el lápiz conseguimos el mismo resultado —resaltar algo en el texto—, pero de una forma más sobria y discreta.

Pósits. Solo con la práctica anterior no nos es posible identificar el lugar exacto donde se encuentra lo que hemos señalado; para ello necesitaríamos abrir el libro y pasar sus páginas hasta dar con ello. Con tal de evitarnos ese trabajo podemos hacer uso de pósits que, además de permitirnos llegar con facilidad al lugar que queremos en el libro, llenan de colorido el exterior del ejemplar y lo hace muy atractivo a la vista. Con una sencilla organización por colores seremos capaces de reconocer qué se halla en la página señalada: frase, escena, momento que nos ha hecho sonreír… Los pósits se pueden utilizar como complemento al subrayador o el lápiz o, por el contrario, echar mano de ellos para no tener que marcar el libro por dentro.

¿Qué señalar?

Ahora que ya sabes cómo vas a empezar a marcar tus libros queda lo más importante: decidir qué es lo que vas a resaltar.

Frases. Una de las prácticas más comunes entre los lectores es la de apuntarse las citas que, ya sea por el contexto de la obra, o porque les gusta lo que dicen, les han quedado grabadas a fuego. Una vez señaladas, se pueden dejar en el libro o apuntarlas en algún otro lugar —un bloc de notas, una libreta, un documento de Word…— para recopilarlas y poder tenerlas a mano.

Palabras clave. Hay algunos géneros como es la fantasía que, por su naturaleza, utilizan un vocabulario nuevo con el que el lector no está familiarizado. Aunque es fácil seguir el hilo de la historia, pues conforme avanzas en la trama vas asimilando la terminología, señalar ciertas palabras clave nos puede servir para no perder tanto el hilo de lo que estamos leyendo.

Escenas. Cuando pensamos en un libro que hemos leído nos vienen a la mente numerosas escenas que se han quedado grabadas en nuestra memoria. Momentos que nos han hecho sentir alegría, tristeza, rabia, angustia… Todos ellos conforman el recuerdo que tenemos de una historia, ¿por qué no señalarlos para poder acudir a ellos cada vez que queramos?

Notas. Tomar notas a lo largo de una lectura es la forma más personal de interactuar con lo leído. En ellas puedes reflexionar sobre el contenido de la obra, hablar de las sensaciones que te genera, relacionar el texto con otros temas… El abanico de posibilidades es infinito. Además, al releer un libro que ya hemos anotado previamente podemos caer en la cuenta de detalles que, en la primera lectura, pasamos por alto.

Y tú, ¿eres de los que viven sus libros o prefiere guardarlos en la estantería tal cual los compró?

Yolanda Galiana

Lectora empedernida desde que tiene uso de razón. Disfruta perdiéndose entre las hojas de cualquier buena historia que caiga en sus manos y compartiendo las reseñas de sus lecturas en su propio blog literario, donde da rienda suelta a sus opiniones.

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