Lecturalia Blog: reseñas, noticias literarias y libro electrónico 111.993 libros, 24.630 autores y 90.285 usuarios registrados

Seis amistades que dejaron huella en la literatura

AutorYolanda Galiana el 22 de abril de 2021 en Divulgación
  • Repasamos algunas de las amistades que marcaron el universo literario.
  • Entre las más destacadas se encuentran las de Tolkien y Lewis, Delibes y Umbral o Plath y Sexton.

Pluma estilográfica escribiendo sobre un papel

Decía el notable Carl Jung que el encuentro entre dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas y, en caso de haber alguna reacción, ambas se transforman. Es inevitable que las personas que nos rodean influyan en nuestras vidas; cuando este fenómeno se da entre personas dedicadas a las letras, el influjo de la una sobre la otra es incluso perceptible en las páginas de sus obras. Así ocurría en las amistades literarias que os hemos ido narrando a lo largo de estos meses: al confluir los caminos de dos literatos, y germinar esta casualidad en una suerte de amistad, las vidas de ambos cambiaban para siempre, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Ahora bien, no todas partieron desde el mismo punto ni, desde luego, todas se desarrollaron ni terminaron igual.

Las seis amistades literarias a las que hemos hecho alusión podrían englobarse en tres dinámicas principalmente: las que nacieron de una relación maestro-discípulo, las que fueron fruto de la admiración por ambas partes y aquellas en las que el vínculo bailaba entre la amistad y la rivalidad.

Cuando hablamos de maestros y discípulos que se convirtieron en amigos nos referimos a Miguel Delibes y Francisco Umbral, así como a Charles Dickens y Wilkie Collins. La amistad de Delibes y Umbral se forjó gracias al periódico El Norte de Castilla, del que Miguel era director y para el que Francisco comenzó a trabajar. De esta relación profesional surgió un inquebrantable vínculo que duró hasta el fallecimiento de Umbral en 2007. Por otra parte, lo que unió a Dickens y Collins no fue otra cosa que el teatro. A pesar de su diferencia de edad, 12 años ni más ni menos, lograron beneficiarse mutuamente; Wilkie consiguió que Charles viviera de una manera más liberal y alejada de sus congéneres más conservadores, y Dickens, que para cuando se encontraron ya era un escritor de renombre, impulsó la carrera de su amigo, llegando incluso a publicar partes de su obra en su propio periódico.

Quienes fueron una inspiración el uno para el otro fueron J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis y también Harper Lee y Truman Capote. Tolkien y Lewis entablaron una amistad cuando ambos ejercían la docencia en la Universidad de Oxford; a pesar de que sus vidas coincidían en muchas cosas, como su participación en la Primera Guerra Mundial, fueron la literatura y la religión lo que les unió. Ambos fundaron Los Inklings, donde conversaban con otros literatos acerca de sus obras y de otras temáticas trascendentales, y de este modo se influyeron, tanto personal como literariamente, el uno al otro. La amistad entre Harper Lee y Truman Capote tiene su origen en la infancia. Vecinos como eran, y aficionados ambos a la escritura y la lectura, fue inevitable que se convirtieran en mejores amigos. Cuando crecieron terminaron mudándose, en momentos distintos, a Nueva York. Allí se reencontraron y Harper Lee tuvo un papel fundamental en la investigación que documentaría la novela A sangre fría, una de las más aclamadas de Capote. A pesar de que ambos se influyeron hasta el punto de aparecer como personajes en las novelas del otro, la relación terminó rompiéndose por una larga serie de diferencias que no pudieron solventar.

Finalmente, nos queda mencionar a Virginia Woolf y Katherine Mansfield, además de a Sylvia Plath y Anne Sexton; en común tuvieron que sus relaciones eran una amalgama de amistad y rivalidad. Ya desde su primer encuentro Woolf y Mansfield no se profesaron ningún tipo de simpatía; sin embargo, con el tiempo, el ser las dos escritoras les ayudó a limar asperezas y comenzaron a enviarse cartas en las que hablaban del oficio y de sus obras, aunque de fondo siempre existió una enemistad invisible que las hacía retarse constantemente. En cuanto a Plath y Sexton, fue un taller de poesía lo que permitió que sus caminos se cruzasen. Sus charlas entre martinis al terminar las clases las unió de por vida, pues trataron temas tan íntimos y profundos como su deseo de suicidarse. Plath acabó arrebatándose la vida antes que Sexton y ella, que ya sentía cierta envidia hacia su amiga, lo entendió como una traición, pues le había ganado hasta en eso.

Independientemente de cómo empezaron y cómo acabaron, lo que es indudable es que gracias a muchas de estas relaciones el universo literario se volvió más rico y nosotros, como lectores, les tenemos mucho que agradecer.

Yolanda Galiana

Lectora empedernida desde que tiene uso de razón. Disfruta perdiéndose entre las hojas de cualquier buena historia que caiga en sus manos y compartiendo las reseñas de sus lecturas en su propio blog literario, donde da rienda suelta a sus opiniones.

No se puede comentar esta entrada