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Escribieron una novela horrible a propósito. Se convirtió en un superventas

AutorAlfredo Álamo el 17 de enero de 2019 en Divulgación
  • Querían demostrar que el sexo vende libros.
  • Ni diciendo que era una broma evitaron el éxito.

Ordenador portátil cubierto de lencería.

Cuando uno pierde el tiempo mirando cuáles son los escritores más vendidos de la historia descubre que, tras Shakespeare, Agatha Christie o J. K. Rowling, aparecen varios nombres como Barbara Cartland, Danielle Steele o E. L. James. Estas tres autoras, cada una en su estilo, aprovecharon en su momento el sexo para vender millones de ejemplares. Un patrón que también vio Penelope Ashe para escribir su superventas. Solo que Penelope Ashe nunca existió.

Si buscamos bien, encontraremos que, aparentemente, Ashe es la autora de Lujuria desenfrenada (Naked came the stranger), novela publicada en 1969 y cuya única presencia en castellano es una versión en vídeo para adultos de muy dudosa calidad. Su argumento nos cuenta claramente sus intenciones:

Gillian y William Blake son los anfitriones de un popular programa matinal en una radio de Nueva York, El Show de Billy & Gilly, donde juegan a ser la pareja perfecta. Cuando Gillian descubre que su marido está teniendo una aventura, decide engañarle con una gran variedad de hombres de su vecindario en Long Island. La mayor parte del libro está compuesta de las descripciones de estos encuentros sexuales, que van desde un rabino progresista a un mafioso local.

No parece que Ashe se esforzara demasiado, ¿verdad? Lo cierto es que el argumento no era el punto principal del libro. En realidad, Lujuria desenfrenada era un engaño, una broma montada por un grupo de periodistas del Newsday, un diario neoyorquino, liderado por Mike McGrady. ¿Su intención? Demostrar que el sexo en los libros vendía más que la calidad literaria.

La idea de McGrady era escribir un libro completamente absurdo cargado de sexo, pero ni siquiera tenía ganas de perder tanto el tiempo, así que reunió a un grupo de amigos y repartió el trabajo. ¿El resultado? Un libro deslavazado e incoherente con una sinopsis que prometía sexo variado.

Como era de esperar, las primeras críticas pusieron muy mal a esta novela. El New York Times la calificó con una C, un aprobado raspado, dentro de la ya mal vista categoría de fantasía erótica. Y el aprobado era por el sentido del humor que se dejaba entrever en la historia. Y eso que no sabían que, en realidad, todo era una broma.

Pero… ¿vendió? Pues sí. Al principio no mucho, unos 20.000 ejemplares -que hoy en día no estaría nada mal, pero en el mercado americano de la época era algo normalito-, hasta el día en que el grupo de amigos decidió salir a la luz. Confesaron la broma. No existía Penelope Ashe. El libro era un cachondeo.

A día de hoy, Lujuria desenfrenada ha vendido más de 400.000 copias. Llegó a ocupar el número 3 de la lista de los más vendidos del New York Times, en la que apareció durante más de 10 años e incluso tuvo su adaptación al mercado del vídeo softcore en 1975.

Al final, el bueno de McGrady tenía razón.

Vía: Now I Know

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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