Biografía de Màxim Huerta
Periodista y escritor español, Màxim Huerta estudió Ciencias de la Información en la Universidad CEU San Pablo de Valencia, completando posteriormente su formación con un máster en diseño gráfico e ilustración otorgado por el Instituto Europeo de Diseño.Tas comenzar su carrera periodística en radios locales y diarios como Las Provincias, Huerta comenzó a trabajar en televisión en Canal 9 para pasar luego a distintos medios de cobertura nacional. Tras su paso por el periodismo de investigación acabó recalando en programas del corazón y prensa rosa.
Dentro del mundo literario, Huerta publicó su primera novela en 2009 y en 2014 resultó ganador del prestigioso Premio Primavera de Novela, gracias a su obra La noche soñada, obra a la que siguió No me dejes (Ne me quitte pas).
Con este libro le daba la última oportunidad a Maxim Huerta. El anterior que leí "Una tienda en Paris" no me gustó. Este tampoco No me llega, no me engancha, algunas veces me parece hasta un poco tonto. Será culpa mía, pero ya no creo que vuelva a leer un libro de este autor.
No es necesario que tenga una trama complicada, la narrativa del libro, la exposición del interior de los personajes es genial, muy recomendable. No había leído nada del autor y me ha enganchado su escritura.
Leo "No me dejes (Ne me quitte pas)", el libro del televisivo Màxim Huerta quien, ya desde la dedicatoria, me presenta una obra totalmente pretenciosa (invoca a la memoria de Ana María Matute que, "me trajo la primavera") y que, si bien tiene una primera hoja atractiva (consigue de manera gráfica que veamos cómo la cámara se mueve siguiendo el vuelo de un pájaro sobre los tejados de París), está llena de sinsentidos (por ejemplo: si es el marido de Mercedes el que le ha abandonado, el narrador no puede decir " si había que huir de él, lo mejor era París"; o al presentarnos a una mujer no puede elucubrar: "Creo que está a punto de morir"; o escribir: "El viento de sus palabras movió las campanillas de la puerta. O fue un ángel"; o cuando después de vomitar por el embarazo, el dueño de la floristería da a Violeta una tarjeta para que se ponga un mensaje porque si lo escribe sucede; o cuando en el capítulo 4 el florista comienza barriendo la tienda pero en la línea siguiente el narrador dice que está tomando café con leche y pellizcando un cruasán; o cuando van a brindar y dice a la protagonista que deje la copa a un lado cuando no sabemos cuándo ni de dónde las han sacado,...). En fín, los personajes están muy mal caracterizados, el autor no tiene claro quien debe tomar la voz en la narración (salta del narrador en tercera persona a otorgar voz a cada uno de los personajes al albur, quienes llegan a dirigirse al lector o entablan diálogos con el narrador o es éste quien llega a encarase con el lector), las acciones están muy mal diseñadas (¿cómo puede poner " Y ese tren en el que viajaban Matilde y Violeta guardaba los secretos que no ha contado el narrador de esta historia", o "acercarse como un adolescente, que es cuando la vida te hace más flexible a las novedades"), dominan las frases ñoñas y titis ("Soy un analgésico con tanta hormona acumulada"; "un pañal níveo"; "Las flores ya te conocen. Y nosotros nos vamos conociendo. Dos mundos. Somos como dos ramos diferentes"; "Porque jamás nos conocemos del todo y morimos sin organizar una fiesta en la que todo el mundo decida ser como quiere"), los tópicos (una de la mujeres tiene un perro, otra un gato, todos los camareros son jóvenes y sonrientes, por seis veces toman café con cruasanes, todos los días en París son tristes) y las letras de novelas y de canciones francesas. Espero olvidar pronto esta acumulación de citas románticas de otras obras, llena de "presencias" y de observaciones triviales. De 0,5.
Es de esos libros que dejan huella y seguirás recordando y recomendando durante mucho tiempo. Su forma de escribir lo hace sencillamente precioso. Frases que te sacan una sonrisa y te hacen soñar o simplemente pensar. Personajes diferentes, con sus problemas, sus historias a cuestas pero tremendamente entrañables. Ambientado en París, y nadie mejor para describirlo que Màxim. Nos hace partícipes de la narración y de lo que piensa mientras escribe. Precioso de principio a fin. Sin duda, muy recomendable.
En general, el susurro de la caracola es un libro aburrido, al que pese a su corta duración le sobran muchas páginas.
El autor escribe de forma clara, sencilla y concisa, pero de forma repetitiva y alarga hechos y situaciones que no son importantes para la trama. Además prescinde de adornos líricos innecesarios y tampoco abundan las descripciones largas o superfluas.
La historia es muy asimétrica y confusa. Al principio, piensas que estas leyendo los pensamientos de una persona trastornada. Una mujer totalmente obsesionada, de la noche a la mañana, con un actor joven. Mientras el autor nos arrastra detrás de esta perturbada, y nos describe una serie de situaciones, que hacen que te lleves las manos a la cabeza y que confirmes la idea de que la protagonista está más loca que una cabra, se van intercalando, sin ningún orden, el pasado de la mujer y su familia lleno de secretos, que hasta el más ciego es capaz de adivinar.
Lo único que se salva de todo este galimatías argumental es el final, que no te esperas y, que te deja la agradable sensación de que leerse el libro no ha sido, del todo, una pérdida de tiempo.
En síntesis, es un libro aburrido, confuso y sin demasiado interés. Cuenta con una protagonista perturbada y bastante tonta en una historia, que por más que me esfuerce no puedo sacarle nada bonito, emotivo o divertido.