Resumen y sinopsis de El lugar de Annie Ernaux
Cuando nos salimos del camino marcado, las distancias con quienes nos rodean a veces son insuperables.
En abril de 1967, la autora y protagonista, por entonces joven aspirante a profesora de secundaria, supera el examen de capacitación en un liceo de Lyon para orgullo (y recelo) de su padre, antiguo obrero que, procedente del medio rural y tras trabajar duramente, ha acabado convertido en propietario de un pequeño comercio en las provincias. Para ese padre, todo eso significa otro paso adelante en su difícil ascenso social; sin embargo, poco le dura esta satisfacción, ya que fallece dos meses después. Padre e hija han traspasado sus respectivos «lugares» dentro de la sociedad. Pero se han mirado entre sí con suspicacia, y la distancia entre ambos ha ido tornándose cada vez más dolorosa. El lugar se centra, pues, no sólo en los complejos y prejuicios, los usos y las normas de comportamiento de un segmento social de límites difusos, cuyo espejo es la culta y educada burguesía urbana, sino también en la dificultad de habitar en un espacio propio dentro de la sociedad.
Reconstrucción de la figura paterna de la autora, sin concesiones al sentimentalismo y con un estilo distante, frío y analítico con que desmenuzar la relación paterno-filial, en párrafos breves y prestando suma atención a imágenes, momentos y detalles concretos.
El fallecimiento del progenitor pone en marcha la escritura de Ernaux, la memoria que selecciona con cuidado buscando ante todo la verdad, y lo que obtiene es el retrato de un hombre como muchos por entonces, pues de nuevo lo personal se convierte en un análisis no sólo literario, sino sociológico, un fragmento de historia íntima y colectiva que toma forma. Los orígenes son muy humildes, él es trabajador primero del campo y después de fábrica, y durante toda su vida no ha conocido otra cosa más que el trabajo duro. Pero la familia logra prosperar y subir un escalón de la pequeña burguesía al abrir su propio negocio, una tienda. Gente vulgar, sin educación, que se ven de pronto por encima de lo que socialmente les corresponde y que se comportan de manera diferente de puertas para afuera; intentando distinguirse, o más bien proyectando una ansiedad social al cuidar en extremo su educación y formas, pero de manera artificial, poniendo más en evidencia su condición de lo que nunca dejarán de ser; pobres.
La hija logra estudiar, acceder a ese mundo de clase superior que les ha estado siempre vedado, pero esta brecha generacional genera una cierta distancia entre padre e hija. El “lugar” es esa tienda que nunca cierra sus puertas para atender a la variable clientela a lo largo de los años, el espacio del trabajo, pero también del esparcimiento (el huerto del que él se sentía tan orgulloso), de vida cotidiana. Pero también otro lugar, no físico, sino el de sus orígenes, del que logran desprenderse y esto les coloca en una posición incierta, aquella que sólo puede pisarse con cuidado y con mucho sentido del ridículo y del qué dirán. Más allá, para ella, de las ambiciones modestas, de ese “se llega hasta donde se puede”, esa discreción y conformismo de quienes han de adecuarse a un referente de cómo se debería ser, comportarse, hablar… es decir, un modelo aspiracional.
La postura de Ernaux, a la hora de dar cuenta de todo esto, nunca es condescendiente, nunca mira desde arriba a los suyos, tampoco es empalagosa, sin rencores ni tampoco idealizaciones, poniendo el acento en algunos aspectos algo sórdidos, pero sin excederse nunca. Y esto es, probablemente, el mejor homenaje que nunca pudo hacerle a su familia y a su padre.
Me ha desilusionado bastante ya que tenia bastante expectativas en esta novela. Me ha desagradado mucho el modo de escribir de la autora, muy desordenada, escribiendo a grandes trazos como si fueran flashes, con poca profundidad y bastante superficial teniendo en cuenta que la obra es de temática seria y reflexiva. Terminé el libro porque es muy corto pero he estado tentado de dejarlo a la mitad.
Una lectura autobiográfica como la mayor parte de obra de Annie Ernaux. El estilo de la autora podría resumirse en transmitir mucho a través de narrativa corta. En este caso, la lectura está plagada de matices y de significado en lo referente a la relación con los padres y el sentimiento de haber ascendido una clase social con respecto a ellos. Una obra magistral para mi gusto, a pesar de que el tema en sí puede haberse tratado en múltiples ocasiones en la literatura.