Resumen y sinopsis de La puta respetuosa de Jean-Paul Sartre
Sartre sitúa esta La puta respetuosa en una ciudad americana del Sur y en ella un triángulo fatídico condenado a entenderse: La puta respetuosa (el pueblo llano), el político (los gobernantes) y el negro (el chivo expiatorio). No se limita a narrar una historia de racismo, sino que va más allá: La historia de cómo una sociedad se constituye y se relaciona entre sí, la ausencia de ética, el asomo de algún remordimiento, de algún acto bueno, pero la sombra alargada de que el hombre es el lobo del hombre siempre está ahí. Se representó por primera vez el 8 de noviembre de 1946.La obra sólo presenta cuatro personajes (uno de los cuales, el Mayordomo, aparece por muy poco tiempo) y un solo escenario. A puerta cerrada es la fuente de la, quizás, más famosa frase de Sartre, «El infierno son los otros» («L’enfer, c’est les autres»). Ha sido adaptada al cine.
La obra se inicia con el Mayordomo conduciendo a un hombre llamado Garcín hacia un cuarto, que la audiencia pronto identifica como el infierno (el infierno puede ser un hotel gigantesco, debido a los «cuartos y pasillos» mencionados en la obra). El cuarto no tiene espejos ni ventanas y sólo cuenta con una puerta, tres sillones, una estatua de bronce y un abrecartas. Finalmente, una mujer, Inés, entra a la habitación de Garcín, y posteriormente otra, Estelle. Después de que ambas ingresen, el Mayordomo sale y la puerta es cerrada con llave. Todos esperan ser torturados, pero no aparece torturador alguno. En lugar de ello, ellos descubren que están ahí para torturarse entre ellos, lo cual parecen estar logrando. Al principio, los tres observan eventos que les conciernen, sucediendo en Tierra, pero finalmente (conforme su conexión con la Tierra se desvanece y los vivos prosiguen) son abandonados con sus propios pensamientos y la compañía de los otros dos. Al final de la obra, Garcín exige salir; tras decirlo, la puerta se abre, pero ninguno decide salir, ya que se dan cuenta de que no pueden vivir los unos sin los otros.
Ha participado en esta ficha: Almaga
Todo un descubrimiento, La puta respetuosa y a puerta cerrada son dos obras teatrales hechas con gran maestría. Su duración, las tramas que tratan y los personajes que despliega el autor delante de nuestras narices, hacen que leerlas sea un auténtico placer para los sentidos, en especial el "mental" tan necesitado en estos días que corren.
Jean Paul Sartre es el autor de estas magníficas piezas teatrales. Ha sido toda una revelación conocer su faceta como escritor. Y es que siendo sincera, todos lo hemos tenido que sufrir en el instituto con su "Existencialismo", un movimiento filosófico que, incluso muchos después, sigo sin saber muy bien de qué va. Y sin embargo, literariamente hablando, me ha parecido un escritor notable que posee un estilo de escritura sencillo aunque elegante y con una magnífica ejecución. Este estilo es debido a un texto bien elaborado y ejecutado con ingenio, un lenguaje escogido con esmero y atención al detalle, y unas descripciones que casan con el tono general de la obra. Y en esta ocasión, los personajes no se cargan el conjunto de la trama. Ya sé que al ser teatro, la construcción de personajes suele ser más ligera que en una novela. Pero aquí evolucionan y van cambiando su configuración en función de lo que el autor desee. Y eso es terriblemente complejo en una obra teatral.
Creo que la razón de incluir estas dos obras de teatro en el mismo libro obedece a que ambas tienen el elemento moral del mal como razón principal. Me entenderéis mejor cuando os explique un poco de qué van cada una de las obras. En la puta respetuosa tenemos a Lizzie, una joven que ha sido testigo de un asesinato con tintes racistas: un blanco bien situado en la sociedad mata a un pobre negro que lo único que había hecho es intentar detener una agresión. Ahora Lizzie se ve en una tesitura. ¿Debe decir la verdad o mentir y salvar al asesino blanco? En A puerta cerrada, tres curiosos personajes son obligados a permanecer en una habitación encerrados por tiempo indefinido. La cosa se complica cuando descubren que están muertos y en el infierno, con un propósito desconocido. A partir de entonces, deben descubrir por qué están ahí y cómo salir de esa tortura. Ambas obras exploran el significado de la maldad y el castigo que se deriva de dicho comportamiento. El mensaje es claro. No solo se necesita intención de ser bueno, también se necesita inteligencia y acción. Pero si las intenciones fallan, todo el castillo de naipes de la moralidad se desploma. Al final, solo le queda a los personajes embarcarse en una profunda reflexión sobre sus comportamientos, pues aunque parecen haber salido bien parados (o al menos no tan mal como esperaban) han perdido el único camino que podría salvarlos.
En suma, nos encontramos ante dos piezas teatrales bien hechas y cuidadas hasta en sus más ínfimos detalles. Eso se nota y acaba por engatusar al lector más escéptico. Sin duda alguna, los amantes del teatro disfrutarán con la experiencia. Y es que no todos los días te encuentras con un filósofo ejerciendo de escritor, sin dormir a todo el mundo.
Es una obra teatral, muy buena. Ambientada en los Estados Sureños norteamericanos, hace una denuncia del racismo y del abuso de la época. es algo complicada, pero es corta.