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Las revisiones de cuentos populares me fascinan. Pero en este ocasión, Gaiman a metido la pata hasta al fondo y, en mi opinión, no ha logrado mejorar la versión original del cuento.
Neil Gaiman es un escritor de sobra conocido. E indudablemente escribe muy bien. El uso de la tercera persona recuerda a la forma en que nos contaban los cuentos de pequeños, y es todo un acierto. Así como el ambiente tan tenebroso y oscuro, los personajes y las ilustraciones, capaces de captar al detalle la esencia del libro y calcar a la perfección, las excelentes descripciones dadas por el autor.
También es de agradecer, la edición tan esmerada y cuidada de la editorial Salamandra, que hace que la lectura sea todo un placer.
Respecto a la historia poco hay que contar, si conocéis el cuento de La bella durmiente. El libro narra, básicamente, la misma historia aunque difiera en algún detalle. Así pues, salvo pequeñas minucias, la trama se te hace algo pesada y previsible. Quizás el final sea lo único que realmente no te esperas. Es lo más original de la novela y definitivamente separa a este relato del original.
Resumiendo, La joven durmiente y el huso, no aporta nada nuevo, excepto las ilustraciones. La historia es de sobra conocida por todos, aunque el autor sabe revestirla de una ambiente gótico que la hace irresistible. Así que picas al leerla, pero después te das cuenta de que no tiene ninguna lección importante ni nada realmente innovador. Por lo que su lectura se te antoja un poco estéril. Aún así lo recomiendo que lo leáis, aunque solo sea para disfrutar de los estupendos dibujos de Chris Riddell.
Una versión muy alternativa de los cuentos tradicionales. Me gustó mucho la narración directa y un tanto oscura de la historia. Recomendable para niños y adultos.
Leo "La joven durmiente y el huso", el nuevo libro que escribe Neil Gaiman, contando de nuevo con la colaboración del ilustrador Chris Riddell. El autor, tras dirigirse al lector en el preámbulo, sitúa la acción con ayuda de la tercera persona y, con una excelente puntuación y un adecuado manejo del blanco, negro y marrón -como salpicaduras de color que rompen la solidez grisácea de los dibujos-, crea un bello relato "urdido con un hilo de magia negra que gira sinuosamente", acerca del poder de la elección. La acertadísima idea de que el príncipe de los tradicionales cuentos esté encarnado aquí por una joven y aventurera reina (que, interpretando un personaje fuerte, llega a besar a la princesa dormida), hace que comulgue con las muchas licencias del texto (el pescadero tiene mostradores de mármol, los niños juegan con aros y peonzas, los durmientes asemejan zombis al caminar arrastrando los pies cubiertos de telarañas) y que disfrute de un moderno cuento reelaborado al que se le ha eliminado el sesgo de género. Este libro encaminado a enseñar a las niñas y a los niños a ser fuertes, a "sentir sus propias emociones y no las de otra persona" -el texto dice que "quien aprende esta lección, ya nunca la olvida"-, se merece un 6,4.
Una buena reinterpretación del cuento de La Bella Durmiente, de las mejores que se han hecho recientemente, aunque se me ha hecho corta, algo entendible porque es para lectores más jóvenes. Las ilustraciones son preciosas y con un estilo muy particular. Yo tengo la edición inglesa y la presentación es inmejorable, empezando por la cubierta y la portada. Espero que la edición española mantenga el nivel.