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El romper con todo y partir de cero, no puede ser tan sencillo cuando se tiene bastante tocado el amor propio y nos limita la invalidez o la enfermedad.
Barreras físicas pero también psíquicas, que coartan parte de nuestras expresiones, de nuestras emociones, y que anulan de un plumazo la espontaneidad.
El protagonista será el confidente -más que el interlocutor- de una serie de mujeres sobresaltadas por la culpa, el miedo, la infidelidad, la angustia y la soledad.
La novela languidece sobre estos pesos abrumadores; ofreciendo un remanso de retraimientos, de silencios, y de penumbras, que te dejan con un regusto metálico en el paladar.
Leo "Mi amor en vano" el último libro que la autora zaragozana, Soledad Puértolas, ha escrito acerca de la inseguridad. Así, de la mano de Esteban, la novelista nos muestra los sentimientos, recuerdos y presentimientos de tres personas profundamente dañadas: el joven que acaba de quedarse inválido y que trata de introducirse en una pequeña sociedad guiado por una vecina de su misma edad; Dyana, la cantante, actriz y modelo que acostumbrada a ocupar posiciones secundarias, de pronto descubre la atención de un desconocido y, Teresa, una bella mujer que, con grandes dolores, acude al Centro de Recuperación, buscando alguien que confirme su sufrimiento. Con una impecable puntuación, la escritora, haciendo uso de una narrativa profunda, madura y reflexiva, utiliza el recurso de la primera persona para acercarnos a todas las emociones sepultadas de esas criaturas imperfectas, manejando con soltura hondas reflexiones acerca de la vanidad, el orgullo, la aceptación, la felicidad, la madurez, la ambición, el vértigo y la intolerancia de los otros. Naturalidad y cotidianeidad en esta obra que se merece un 6,5 a pesar de que no comparta la opinión de la autora acerca de la culpa, ya que hacia la mitad de la narración, hace decir a uno de sus personajes femeninos que, "es algo que está fuera del individuo. Nace dentro de la comunidad, se desarrolla junto a la idea de autoridad".
Todas la novelas de Soledad Puértolas tienen algo en común: retratan situaciones cotidianas y están escritas con una narrativa sencilla, ágil y veraz. Aquí, el mundo de los afectos es el que mueve a todos los personajes, y aunque el protagonista y narrador es Esteban -un joven superviviente de un accidente de tráfico- el peso principal de la historia recae en las mujeres. Los hombres tienen una presencia fugaz. Tiene algunos detalles incongruentes, como que el joven Esteban se convierte en confidente de tres mujeres nada más conocerlas, y tiene también algunos fallos temporales. Pero en conjunto, es un libro ameno, entretenido y de fácil lectura.