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Cómo revisar tu texto antes de enviarlo a una editorial

AutorAlfredo Álamo el 5 de abril de 2019 en Divulgación
  • Ten claro que siempre vas a cometer errores.
  • Un texto pulido resulta más atractivo.

Escritor revisando un texto a mano.

Bien, has terminado tu novela. Te ha costado meses, quizá años, pero tienes el resultado frente a ti, y solo eso ya es motivo para sentir orgullo. Pero, por mucho que ames el resultado, lo cierto es que va a tener unos cuantos errores. Da igual que uses lectores cero, o tu texto pasa por un corrector profesional, o bien puedes aplicar unas sencillas, pero trabajosas, técnicas para corregir tu propio texto.

1. Has cometido errores.

Esta aceptación es fundamental. Puedes pensar que los correctores automáticos y tu conocimiento del lenguaje son suficientes, pero no es así. Todos cometemos errores, sobre todo cuanto más largo es el texto y más tiempo hemos dedicado a escribir. Reediciones, correcciones parciales… quién no ha cambiado un sustantivo por otro, sin darse cuenta que había que hacer lo mismo con el género de un adjetivo posterior. Y eso es solo un ejemplo.

2. Deja la historia a un lado.

Sí, esa historia a la que le has dedicado tanto tiempo, ahora no importa. No estás revisando la coherencia de los personajes o si el giro final es tan impactante como querías. Eso ya no importa. Tienes que enfrentarte al texto como si fuera la primera vez que lo lees. Deja reposar tu novela un tiempo y luego ponte a corregir.

3. Trucos para centrarte en la corrección.

Existen varias técnicas para aumentar la concentración. Uno de ellos es reducir el ancho del texto hasta dejarlo en apenas cuatro o cinco palabras. Esto hace que tu cerebro se fije mucho más en las palabras de manera independiente y menos en su aspecto global. Ideal para cazar gazapos.

4. Busca tus errores comunes.

Venga, lo sabes. Todos tenemos esos errores típicos a la hora de escribir. Uno de los míos, por ejemplo, es escribir embrazada por embarazada. Así que cuando termino de escribir un texto, busco este error -y otros que ya me conozco- para poder corregirlos. Siempre se cuela alguno, la verdad, pese a que soy consciente de ellos.

5. Busca los errores normales.

Además de esos errores personales, ten en cuenta que es fácil confundirse en un gran número de ocasiones. El mal uso del posesivo, el laísmo, loísmo, leísmo; el queísmo y el dequeísmo, los porqués, los sinos… aunque conozcamos a la perfección las reglas gramaticales, lo cierto es que lo más normal es que tengamos algún desliz. También hay que revisar la actualización de ciertas normas ortográficas. Todavía hoy me paso un rato quitando las tildes a “solo”.

6. Leer en voz alta.

Esto es ideal para revisar diálogos y hacerlos más humanos, pero también vale para darnos cuenta de la sonoridad del texto, el uso incorrecto de palabras, comas o estructuras impostadas. Un texto leído en voz alta tiene que sonar bien, en el caso de que no lo haga, es que algo falla.

Una vez has terminado este proceso, que requiere tiempo y concentración, pasa el resultado a lectores cero de confianza y pídeles que sean especialmente crueles con todos los errores o fallos que encuentren. Te sorprenderá comprobar que, pese a todo tu trabajo, siempre encontrarán algún pequeño fallo más. No pasa nada. Es lo normal.

Vía: Writing Cooperative

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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