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Escribiendo tu novela: La revisión

AutorAlfredo Álamo el 21 de diciembre de 2016 en Divulgación
  • Cuando crees que has terminado la novela llega la corrección.
  • Prepárate para cambiarla de arriba abajo.

Ordenador, bloc de notas y taza de café.

Cuando escribes una novela pasas por diferentes etapas. Creo que la más divertida suele ser la primera, la que dedicas a documentarte, a rebuscar detalles, a dar forma al esquema de lo que será tu historia. Luego llega la escritura, el proceso más creativo y quizá el más complicado, lleno de vueltas y revueltas, dudas, momentos de desesperación y bloqueos, pero también de alegría y de entusiasmo. Pero entonces, cuando crees que ya lo tienes todo bien cerrado, llega el momento más aburrido de todo el proceso: la revisión.

Muchos creen que la corrección sólo consiste en revisar el tema ortográfico y gramatical, revisar algunas incoherencias que se hayan podido colar, mirar bien los nombres de los personajes secundarios y cosas por el estilo. Bien, claro, eso es una de las partes de la corrección. Pero hay más.

En la revisión tienes que comprobar cómo funciona la novela. Analizar sus capítulos, ver qué están aportando a la trama en general, decidir si sobra texto o si falta y resolverlo. En ocasiones también te puede tocar la tarea de homogeneizar el estilo y la narración; a veces empiezas a escribir de una manera y dos años después te das cuenta de cómo ha cambiado el tono final con respecto a los primeros capítulos.

También toca revisar los diálogos. ¿Los personajes hablan de la misma manera toda la novela? Es uno de los puntos que hay que tener muy en cuenta para mantener una sensación de unidad. ¿Son esos diálogos relevantes? ¿Aportan algo a la trama o hacen avanzar la historia? De nuevo hay que enfrentarse a una elección que siempre cuesta: recortar.

¿Es el orden de los acontecimientos el ideal? Puede que cambiar el orden de algunos capítulos mejore la trama. Incluso puede que descubras que, además de recortar, puede que toque escribir un poco más, meter momentos de transición para ayudar al desarrollo. Ten en cuenta, además, que cada vez que introduces un cambio tienes que comprobar que encaje bien con el resto del texto.

Decía Hemingway que “Cuando empiezas a escribir es divertido para ti e infernal para el lector. Cuando terminas, es infernal para ti y divertido para el lector”. En la revisión es cuando dejas de pensar tanto en ti y más en la persona que va a leer el texto. Ya no consiste tanto en lanzarte a crear como en dar forma coherente al producto, hacerlo accesible para los demás.

Uno de los principales problemas a los que todo escritor se enfrenta tarde o temprano a la hora de revisar su texto es la “depresión posparto” que se suele sufrir. Después de años trabajando en algo, cuando por fin lo terminas la sensación es agridulce. Muchas veces lo comienzas a leer y piensas “hay que cambiarlo todo”. Es habitual y si caes en eso, nunca terminarás. De hecho, hay autores que revisan y revisan, que siempre encuentran algo que cambiar y, de ese modo, nunca terminan. ¿Mi consejo? En cuanto empieces a revisar hay que ponerse una fecha límite y trabajar con ese momento en la cabeza.

Y, por supuesto, cuando creas que has terminado del todo y por fin un editor acepte publicar tu novela… ¡llegarán sus comentarios! ¡Más cambios! ¡Las galeradas! Es un proceso que sólo terminará el día que lleguen a tu casa (o a tu correo electrónico) los primeros ejemplares.

¿Y vosotros? ¿Cómo lleváis la revisión? ¿Os gusta o es una penitencia por la que hay que pasar?

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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