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Los tres típicos errores de una mala novela

AutorAlfredo Álamo el 14 de septiembre de 2016 en Divulgación
  • Muchos escritores suelen caer en ellos.
  • Con un poco de trabajo podemos evitarlos.

Persona a punto de pisar una cáscara de plátano.

Una novela puede acabar siendo un libro fallido por muchas razones. A veces es algo sutil, como hablar de un tema que en ese momento no interesa, o algo peor, como un nefasto uso del lenguaje. Pero lo cierto es que en medio de estos dos extremos encontramos tres errores habituales que se pueden cargar una novela. Cayendo en uno solo de ellos ya podrías tener problemas, pero si juntas los tres no podrás escapar del fracaso.

Huye de los clichés.

A menos que seas capaz de retorcerlos hasta ofrecer algo nuevo y original, no caigas en los típicos clichés. El duro detective que se enamora de su clienta, los chicos jóvenes que van a pasar el verano a la misteriosa cabaña del bosque, el malo de buen corazón, la madre que siempre se sacrifica… son solo unos ejemplos de típicos clichés, lugares comunes, que deberías evitar. Si al leer una novela me suena a ya leído, muy interesante tiene que ser tu propuesta para que no la deje antes de la página número 100.

Los personajes tienen que ser reales.

Esto encaja con los clichés. Un personaje plano arruina la experiencia de lectura. Si no tienen desarrollo, si son iguales desde la página uno al final, la verdad es que son poco interesantes. Hay que desarrollar su pasado, su vida, sus aspiraciones y cómo reaccionan de manera diferente ante la vida. También hay que cuidar cómo hablan: no hay nada peor que un libro en el que todos los diálogos tengan la misma voz.

Las técnicas prefabricadas.

Tipo interesante se ve envuelto en una situación complicada, de la que solo puede salir con ayuda de una mujer interesante, que luego desaparece. A partir de ahí emprende una misión que le llevará a desentrañar los secretos de una antigua organización, para lo que necesitará aplicar sus habilidades únicas. Con esta estructura se han construido algunos de los best-sellers más vendidos de los últimos tiempos. Puedes utilizarla, por supuesto, pero ten en cuenta que se ve venir a kilómetros. Y así con todas las fórmulas de éxito seguro que vas encontrar. Suma a esto unos cuantos clichés y personajes planos y… bueno, tal vez tengas suerte y escribas el próximo Código Da Vinci.

Es difícil huir de los lugares comunes, sobre todo si te gusta escribir género, pero lo cierto es que hoy en día deberías intentar aportar algo más a la tradición literaria para evitar que esta se eternice girando en círculos. A veces un buen libro no tiene salida, pero por lo menos te queda la satisfacción del trabajo bien hecho.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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