Consejos para que tu libro tenga una buena cubierta

• Es importante una presentación adecuada para cada libro.
• Muchos autores se han embarcado también en el autodiseño.

Cuando eres un autor autoeditado, la cubierta de libro va a significar la diferencia entre “vaya novela amateur” o “puede que sea un libro interesante”. Y es que aunque el dicho nos diga que no hay que juzgar a un libro por su cubierta, lo cierto es que estamos viviendo una época marcada por la dictadura de la imagen, por lo que harías bien en buscar un diseño que vaya acorde con el interior de tu libro. Sin duda, el primer consejo es el más sencillo: busca a un profesional que sepa de diseño gráfico, ya que es la mejor opción. Pero si estás decidido a hacerlo tú todo, o bien es que el presupuesto te obliga a ello, vamos a tratar de que no entres a ciegas en este mundo.

Lo primero, una buena cubierta no es solo la primera página del libro. Si vas a ponerte a diseñar, recuerda que vas a tener que pensar en el lomo y la contracubierta. Puede que no hubieras tenido en cuenta este detalle, pero el uso de ciertas tipografías e imágenes puede ser demasiado grande para el lomo.

Huye de las tipografías recargadas a la hora de poner el título del libro y el nombre del autor. Es la información más importante que vas a poner y la que debe quedar clara. Si usas letras con volutas rococó hechas con varias líneas lo más probable es que no se vea más que un amasijo sin forma, por mucho que quede bonito en la pantalla del ordenador. Lo mismo se aplica a los colores. La fosforescencia solo queda bien en una discoteca y en el monitor. Si vas a imprimir en papel no se verá igual ni de lejos y si es en ebook se verá en blanco y negro.

Esto es importante también. Si vas a preparar una cubierta para un libro en ebook te puedes olvidar del lomo, claro, y de la contra. Pero debes tener en cuenta que va a ser en blanco y negro y no con el mejor brillo, si es para un e-reader de tinta electrónica. Si vas a preparar una edición electrónica juega con los contrastes y el blanco y negro. El resto de colores se verán como gris, así que puedes jugar con ellos en una portada a color.

Aunque el libro es tu criatura, no hace falta que tu nombre sea gigantesco. Eso solo sirve si eres un autor que vende millones de libros y la gente lo que busca es precisamente su nombre en la cubierta. En tu caso, procura una buena proporción entre título y firma, que se vea bien, pero no que acapare el centro de atención.

En el caso de que vayas a utilizar una imagen, una foto, procura tener muy claro el tema de los derechos de autor. Hay cientos de webs en la red donde vas a poder conseguir imágenes gratis y de dominio público, pero también puedes encontrar algunas muy interesantes pagando relativamente poco. Si usas una foto, trata de que tenga un solo punto de atención, que no sea abigarrada y llena de detalles.

Si vas a sacar varios libros bajo tu propio sello, ten muy clara la imagen que vas a proyectar y mantenla: misma tipografía, mismos colores y que la posición y proporción sea siempre lo más parecida posible. Si de un solo vistazo tus libros son reconocibles ya tienes hecho la mitad del trabajo en posteriores lanzamientos.

No hace falta ser un genio manejando programas de retoque y diseño para hacer una portada sencilla. Es mejor mantener una idea básica, pero bien ejecutada, que lanzarse a la aventura sin tener demasiada idea. Fíjate en las cubiertas de tus colecciones favoritas y en los detalles que más te gustan de ellas, analiza los motivos por los que las reconoces y las encuentras atractivas. Ese es el camino que debes seguir.