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Tu cerebro no lee igual que el de tu vecino

AutorAlfredo Álamo el 5 de marzo de 2015 en Divulgación
  • Un estudio analizó el cerebro de varios lectores mediante resonancia magnética.
  • Se descubrieron dos maneras muy diferentes de entender la ficción.

Figura de cerámica con áreas de la cabeza representando áreas del conocimiento

Cuando escuchamos una historia lo más normal es que nuestro cerebro se sumerja en la narrativa que recibe, tanto en las acciones y el entorno descrito como en las emociones y sentimientos que percibe. Un estudio de la Universidad de Radboud realizado por Roel Williams y Annabel Nijhof ha demostrado que no todos los cerebros procesan la información del mismo modo y que las diferencias entre ellos muestran dos grandes grupos a la hora de entender la ficción.

Para este estudio sacaron imágenes de resonancia magnética del cerebro de varios voluntarios que habían estado escuchando unos determinados audiolibros. El resultado fue que algunos sujetos se fijaban más en el apartado sobre los sentimientos e intenciones de los protagonistas mientras que otros lo hacían en el apartado de las acciones y lo visual. ¿Cómo? Pues analizando las zonas del cerebro que se ponían en marcha con mayor intensidad a medida que pasaba la narración.

Imagen de resonancia magnética del cerebro por Roel Williams y Annabel Nijhof

Una de las grandes novedades de este estudio es el uso del lenguaje normal, es decir, largas y complejas oraciones, a la hora de estudiar el funcionamiento del cerebro, en lugar de palabras sueltas o imágenes. De este modo han podido localizar las áreas que se activan a la hora de encender los mecanismos de inmersión en la narrativa. Se utilizaron marcadores para medir la actividad de dichas áreas, la dedicada a la interiorización y la que premia lo sensorial y el movimiento, dando como resultado que aquellos más dados a la reflexión emitían menos actividad al llegar a las partes de acción y viceversa.

Así pues, es la primera prueba física de que entendemos la literatura de manera diferente, aunque también hay que decir que se trata de un primer paso para lograr estudiar cómo afecta la narrativa al funcionamiento de nuestro cerebro. Seguro que nos esperan noticias sorprendentes.

Vía: Neuroscience News

Imagen del estudio: Annabel D. Nijhof/Roel M. Willems bajo licencia CC BY

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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