El verdadero principio de El Quijote

• Mucha gente piensa que era En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme.
• Antes del capítulo primero nos encontramos con información muy interesante.

Y es que El Quijote no comienza en el capítulo primero, al menos no la edición que el Centro Virtual Cervantes ha tenido a bien colgar en su página web y que representa un fiel acercamiento al libro original, publicado en 1605. Esta edición, anotada y más que recomendable para cualquiera que quiera acercarse al clásico cervantino desde una perspectiva académica, o, también, con cierto interés por conocer los entresijos de la obra, nos enseña qué podíamos encontrar en el libro original nada más comenzar la lectura.

De hecho, en la portada ya encontramos la dedicatoria, pues El Quijote está dedicado al Duque de Béjar, Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar, y Bañares, Vizconde de la Puebla de Alcócer, Señor de las villas de Capilla, Curiel, y Burguillos. También nos indica que está a la venta en la casa de Francisco de Robles, librero del Rey.

Pero lo interesante son las siguientes líneas que encontramos, y que rezan:

Yo, Juan Gallo de Andrada, escribano de Cámara del Rey nuestro Señor, de los que residen en el su Consejo, certifico y doy fee que, habiéndose visto por los señores dél un libro intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra, tasaron cada pliego del dicho libro a tres maravedís y medio; el cual tiene ochenta y tres pliegos, que al dicho precio monta el dicho libro docientos y noventa maravedís y medio, en que se ha de vender en papel; y dieron licencia para que a este precio se pueda vender, y mandaron que esta tasa se ponga al principio del dicho libro, y no se pueda vender sin ella. Y para que dello conste, di el presente en Valladolid, a veinte días del mes de diciembre de mil y seiscientos y cuatro años.

Sí, el precio bien desglosado de El Quijote era lo primero que el lector se encontraba antes de iniciar las andaduras del desquiciado hidalgo. Hoy en día, en el que mucha gente piensa que la labor del escritor es vocacional, voluntaria y gratuita, y que los grandes autores de la historia dependían únicamente de mecenas y regalos, no está de más recordar la importancia que se le daba al precio de los libros, un bien escaso y nada barato.

Ahora, con los ebooks, quizá estaría bien poner una página antes de iniciar la lectura con el precio del libro, bien desglosado, recordando al lector que está disfrutando de un libro y que darle una propinilla al autor sería un detallazo por su parte.

¿Cuántos maravedís estaríais dispuestos a pagar? ¿Alguno se estiraría para llegar a un real? Tened en cuenta que en la Castilla de 1605 con 63 maravedís se podía comprar una docena de huevos y con 28, medio kilo de carnero.