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Después del apocalipsis (I)

AutorGabriella Campbell el 2 de octubre de 2012 en Divulgación

Literatura y apocalipsis

Por mucho que uno pueda estar a favor o en contra del género de la ciencia ficción, es indiscutible que nos ha ofrecido, de todas las maneras concebibles, uno de los temas favoritos de la literatura: el qué será de la Humanidad una vez ocurra ese gran fenómeno o masacre que nos diezme y destruya; ese momento terrible en el que apenas quede un puñado de nosotros para enfrentarse a la mortalidad de nuestra especie. No son pocos los libros que han decidido dedicarse a la temática postapocalíptica; al fin y al cabo es un principio que juega con nuestros peores temores: la muerte, la lucha por la supervivencia y el final de todo lo que conocemos, ya sea por invasión alienígena, catástrofe natural o la propia estupidez humana.

En este sentido he querido reunir una lista de obras que se concentran en el momento posterior al desastre. Generalmente se centran en la lucha por sobrevivir, el conflicto terrorífico de los recursos escasos, el estrés postraumático y la pregunta de si seremos capaces de seguir poblando la Tierra, de si tenemos futuro como especie. A continuación enumero algunas de las que considero que son las más importantes (y encontraréis unos cuantos más en la segunda parte del artículo):

Apocalipsis, de Stephen King. El título lo dice todo. Lo mejor de esta novela de King es que además de postapocalíptica es preapocalíptica; narra lo ocurrido después de una gran epidemia que mata a gran parte de la población humana, pero a la vez se trata de un enfrentamiento tradicional entre el Bien y el Mal, un conflicto milenario que antecede a una posible destrucción definitiva del hombre. King consigue inspirar miedo, asco y admiración a un mismo tiempo y, como suele ocurrir en sus novelas, el Mal es el que más recursos y herramientas tiene, con diferencia. Durante la mayor parte de la obra el lector tiene la sensación de que es imposible que el Bien prevalezca y, más aún, que el ser humano sobreviva a esta nueva oleada de devastación, producto de su propia idiotez.

Soy leyenda, de Richard Matheson. Algunos argumentarán que es la novela zombi por excelencia, pero los muertos vivientes de Matheson son vampiros, si bien vampiros idiotizados y básicos que poco tienen que ver con los elegantes chupasangres de una obra de Anne Rice o similares. En un mundo donde una extraña enfermedad ha convertido en monstruos a todos los que el protagonista, Robert Neville, ha conocido y amado, debe enfrentarse al insoportable hecho de ser, posiblemente, el único hombre vivo del planeta. A diferencia de lo que ocurre en su adaptación cinematográfica, Neville no consigue salvaguardar la existencia humana, de una manera original y muy distinta a lo que suelen tratar las obras de esta temática. La durísima realidad de aceptar un nuevo orden evolutivo y el fin de su especie coloca a esta novela entre las mejores de su género y temática.

Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams. Esta trilogía de cinco libros (como la definía el propio autor) no encaja con lo que generalmente definiríamos como novela postapocalíptica, pero lo cierto es que narra las aventuras de un humano y varios extraterrestres tras la destrucción de la Tierra, un hecho que es, además, de poca relevancia en el texto. Nuestro planeta sucumbe a la burocracia interespacial, y de un día para otro es derruido para construir una autopista galáctica. En lo que se refiere a la destrucción de la Tierra, tal vez sea la mejor y más absurda de las que pueden leerse.

En la siguiente entrega del artículo seguiremos analizando las mejores obras que examinan el posible final de la Humanidad y, mejor aún, la precaria supervivencia consiguiente.

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