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Firmas, firmas, firmas (II)

AutorGabriella Campbell el 27 de septiembre de 2012 en Divulgación

Firma - Umberto Eco

En la primera parte del artículo os hablábamos de los intentos de diversos autores por conseguir un récord Guinness con grandes firmas coordinadas de libros (y de paso, obtener un buen número de ventas para la librería responsable). Como contraste a estos gigantescos eventos organizados y dirigidos hacia un récord de firmas, llama la atención lo que le ocurrió a la escritora Jacqueline Wilson en la localidad británica de Bournemouth. Wilson entró en una librería local con la intención de pasar un par de horas, pero acabó quedándose hasta medianoche, firmando más de 3000 libros. Lamentablemente, la librería no había convocado a los del Guinness, ya que la reacción de los aficionados fue totalmente inesperada, y no pudo ser contabilizada como récord. Es muy probable que haya habido más casos similares, encuentros esporádicos de autores con su público donde comienzan a formarse larguísimas colas y el autor, que no quiere decepcionar a aquellos que llevan horas esperando para conseguir una rúbrica, permanece al pie del cañón durante el tiempo que haga falta.

De nuevo regresamos a la pregunta con la que reflexionábamos en la entrega anterior: ¿realmente merece la pena acudir a estas firmas? En un momento en que el libro es más efímero que nunca, donde las ediciones baratas de bolsillo pueden caerse a trozos una vez leídas, está claro que la firma ya no es una inversión. Hay puntos de venta que hacen negocio con ella, vendiendo a precios especiales centenares de ejemplares para los que han secuestrado al autor, encerrándolo en la librería hasta que termine de firmar, solo ante el propio librero y algún que otro empleado, todos los libros designados. Pero, por lo demás, si hay escritores que firman sus libros de mil en mil… ¿realmente tendrá algún valor, más allá de lo meramente emocional, una copia más con un autógrafo ilegible? No todos los autores son, después de todo, tan entregados como Enrique Jiménez Corominas (portadista de la edición de Gigamesh de Canción de hielo y fuego y autor de maravillas visuales como Dorian Gray, adaptación al cómic de la novela de Oscar Wilde), que cuenta con las colas de firma más lentas de la historia, debido a su dedicación a todas y cada una de sus rúbricas, debidamente ilustradas.

Con todo, a veces merecen la pena estas firmas masivas por la aventura que suponen para escritores y lectores. A Jonathan Franzen le robaron las gafas en una firma de Gran Bretaña, y el temible ladrón exigió un rescate de 100.000 euros por ellas (por fortuna pudieron atrapar al culpable antes de que los aficionados tuvieran que hacer una colecta para recuperar este accesorio tan valioso, ya que eran las mismas gafas con las que Franzen había posado para la portada de la revista Time). El humorista y presentador estadounidense Jimmy Fallon se llevó una sorpresa firmando en Manhattan cuando una de las asistentes, ataviada con un bigote falso, se quitó la parte de arriba para mostrarle sus encantos más privados. Pero siempre podría ser peor: la política estadounidense Sarah Palin firma bebés.

Como siempre, os animamos a contarnos vuestras propias experiencias en los comentarios al artículo. ¿Cuál fue la última firma de libros en la que estuviste? ¿Y la mejor dedicatoria o autógrafo que te han hecho? Quedamos a la espera de conocer vuestras experiencias en esto de las firmas de libros.

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