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Escrito sobre papel. O no.

AutorGabriella Campbell el 31 de marzo de 2011 en Divulgación

Skin Project

Cuando alguien menciona la palabra libro, inevitablemente pensamos en un formato estandarizado, es decir, en un cuaderno de papel fresado o cosido, lleno de palabras impresas con tinta. Las nuevas tecnologías comienzan a hacer que nos replanteemos esta asociación, ahora esos mismos libros pueden estar formados por píxeles en una pantalla. De la misma manera que el formato libro tradicional se asocia con funciones no necesariamente propias del libro (como por ejemplo, la función decorativa o estética), cada vez encontramos más creaciones narrativas presentadas de maneras muy diferentes a las esperadas.

Éste fue el caso del Skin Project (Proyecto piel) de Shelley Jackson. El proyecto se llevó a cabo en el 2003, año en el que Jackson pidió 2000 voluntarios para llevar a cabo algo nunca visto. La autora escribió un relato de 2000 palabras, y solicitó a cada uno de los voluntarios que se tatuara una de las palabras en la piel. De esta manera, el relato se convirtió en una narrativa viva, que mantenía su existencia en el cuerpo de cada una de estas personas. Ya en el 2011, Jackson ha revisado el proyecto, y ha reinventado su cuento de manera que esta vez constara de 895 palabras, las 895 palabras de las personas participantes del proyecto inicial que ha conseguido reunir en un vídeo que muestra a cientos de personas mostrando su palabra tatuada y leyéndola en alto. Jackson llama a sus voluntarios tatuados “palabras”, y explica que su historia es efímera, y que poco a poco va muriendo, conforme las palabras en sí mueren (desde el 2003 han fallecido algunos de sus voluntarios). Ciertos participantes han decidido eliminar el tatuaje, pero para Jackson esto no significa la eliminación de su palabra, ya que, para ella, los participantes se habían convertido en las propias palabras. Según Jackson, las palabras sólo desaparecen cuando mueren sus portadores, y comenta que la historia morirá, finalmente, con su propia muerte. En su propio cuerpo lleva tatuado el título del relato, Skin (piel). Podéis encontrar toda la información sobre el proyecto y el vídeo con el relato reestructurado aquí.

No es, ni mucho menos, la primera vez que algún autor elige un medio sorprendente para compartir su obra con el mundo. En el caso del reconocido escritor estadounidense James Frey, el medio elegido ha sido el lienzo, mostrando la obra escrita como si de una selección de cuadros se tratase. Huyendo de las editoriales habituales, Frey ha sido subvencionado por una galería de arte, la galería Gagosian de Nueva York, que ha preparado la exposición del original en lienzo (acompañado de numerosas ilustraciones de pintores de moda de la Gran Manzana), y además ha publicado unas 10000 copias de la obra en formato tradicional (una cifra irrisoria para un autor de la talla de Frey). El escritor también se ha autoeditado en ebook, optando por controlar él mismo su promoción, venta y beneficios. Además, Frey anticipa el recibimiento negativo que podría tener su obra entre los sectores más conservadores, debido a su argumento (relata el regreso del Mesías, en este caso un Cristo alcohólico y bisexual que deja embarazada a una prostituta) haciendo uso de formatos más difíciles de controlar y destruir. Conforme crecen los gigantes distribuidores, autores como Frey o Jackson prefieren reinventar el género. Lo que para unos puede ser una forma extrema de creación artística, como en el caso del relato tatuado, para otros puede ser una manera justa y eficiente de vender y promover su trabajo.

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