Resumen y sinopsis de Sígueme la corriente de Megan Maxwell
Tony Ferrasa es un guapo, adinerado y exitoso compositor de música puertorriqueño. No hay mujer que se le resista y que olvide con facilidad su mirada verde y leonina.
Ruth es una joven que con apenas veinte años tuvo que hacerse cargo de su hermana recién nacida y de un hermano delincuente. Cuando parece que por fin consigue encauzar su vida, se queda embarazada y su pareja acaba abandonándola.
Para sacar adelante a su familia acepta cualquier trabajo digno que se le presente, por lo que Tony y Ruth acaban conociéndose en una fiesta en la que ella sirve como camarera. A partir de entonces, como el destino es tan caprichoso, se encuentran en diversas ocasiones, y a pesar del interés que él le demuestra, ella se mantiene fría e indiferente. Poco a poco ambos se van enganchando a una no-relación que acaba por desvelarles que lo que sienten el uno por el otro es mucho más intenso de lo que están dispuestos a admitir. Intentan alejarse, pero cuanto más empeño ponen en ello, menos lo consiguen y más fuerte se hace la atracción.
Sígueme la corriente es una divertida y sexy comedia romántica que hará que te enamores incluso del aire que respiran sus protagonistas.
Este libro es la segunda parte de oye Morena ¿y tú que miras? Es ameno, fácil de leer y de esos que te dejarán horas y horas enganchado a la historia, a mí que soy fanática de la novela romántica me enamoró este libro
Es un libro divertido y entretenido que te engancha desde el principio, pero es verdad que es bastante predecible y en realidad no sucede nada que no esperes.
Es una bonita historia de amor de chica pobre con chico rico, pero me ha gustado.
Leo "Sígueme la corriente", la última obra de la escritora madrileña, Megan Maxwell, a la que, de las 496 páginas que tiene, le sobran 400. La autora, vuelve a reproducir el cliché de mujer totalmente enganchada a un hombre rico y guapo, pero, quizá para darle un poco más de "densidad" a su protagonista femenina, le inventa un pasado de corredora de coches que apenas sirve para dos escenas, que resulta increíble cuando esperándole sus hijos se le estropea el coche y ni tan siquiera mira qué le pasa al motor y, que se diluye entre tanta ausencia de acción. Así, sin apenas trama, se me hacen eternos los múltiples encuentros sexuales (que son pura fricción) de los dos protagonistas mientras paseo asombrada entre los calificativos empleados para las mujeres que la novelista hace decir a sus hombres ("cachorra", "conejita", "perra",...) y a sus mujeres ("cuquis", "cuquitas", "lobacientas",...), todos/as de clase alta. Nada de ambientación, nada de caracterización, nada de profundidad.