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Bibliotecas legendarias. La casa de la Sabiduría

AutorAlfredo Álamo el 16 de julio de 2018 en Divulgación
  • Fue clave para la Edad de Oro del Islam.
  • Fue al mismo tiempo biblioteca y centro de traducción.

Fragmento de una ilustración que muestra la comunicación entre el califa de Bagdad y el emperador de Bizancio.

La Casa de la Sabiduría fue fundada en Bagdad por el califa Harún al-Rashid en el siglo IX, aunque fue su hijo, Mamum, el que terminó la construcción y la dotó de la capacidad para convertirse en una de las bibliotecas más importantes de su tiempo, así como de una función igual o más importante, la de traducir miles de textos del persa (y otros idiomas) al árabe.

Durante siglos, la Casa de la Sabiduría se convirtió en un lugar de obligado peregrinaje para los académicos del mundo islámico. Tras sus muros se estudiaban numerosas materias, incluyendo humanidades, teología y ciencias. Se tradujeron textos del griego, el indio o el latín, acumulando una cantidad de conocimiento casi inigualable a nivel mundial.

Al mismo tiempo, Bagdad creció hasta volverse una ciudad majestuosa e inmensa, con casi un millón de habitantes. Sin duda un lugar donde las artes y el conocimiento florecieron auspiciadas por monarcas que buscaban así el reconocimiento y la inmortalidad.

La gran biblioteca siguió siendo igual de importante hasta la llegada al trono del califa Al-Mutawákkil, el cual era mucho más religioso que sus antecesores y no estaba nada contento con el foco de filosofía griega y romana en que se había convertido la Casa de la Sabiduría.

Pese a todo, la importancia de este centro era innegable. Cientos de académicos acudieron a sus salones tanto para aprender como para dar clases, aunque estamos hablando de una época anterior a las universidades modernas, y en la que todo se basaba en la relación entre maestro y alumno. A partir de la Casa de la Sabiduría se crearon escuelas en el resto de Bagdad.

El fin de esta gran biblioteca llegó en 1258. Bagdad fue asediada y destruida por el ejército mongol, los cuales no tuvieron miramientos en arrasar con todos los libros que encontraron. La leyenda nos cuenta que miles de volúmenes acabaron en el río Tigris, cuyas aguas se volvieron negras debido a la tinta de sus páginas.

Por suerte, el médico, filósofo y matemático Nasir al-Din al-Tusi, una de las mentes más preclaras de su tiempo, logró salvar más de 400.000 libros que sacó de la ciudad antes de la llegada del ejército mongol, y que luego llevó a Maraghe, ciudad donde tenía un observatorio astronómico.

Pero, ¿era la Casa de la Sabiduría un único lugar o una metáfora de la comunidad académica de Bagdad? Posiblemente, una mezcla de los dos. La gran biblioteca de Bagdad tenía que existir, pero quizá el concepto en general se refería al sistema auspiciado por los califas para fomentar el arte y la cultura en su gran capital.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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