Lecturalia Blog: reseñas, noticias literarias y libro electrónico 112.007 libros, 24.631 autores y 90.369 usuarios registrados

Estos libros podrían acabar con tu vida (literalmente)

AutorAlfredo Álamo el 12 de julio de 2018 en Divulgación
  • Solo se pueden consultar bajo supervisión.
  • Algunos son medievales, pero otros pertenecen al siglo XX.

Libro antiguo con las páginas manchadas.

A lo largo de la historia se han dado varios casos de libros potencialmente peligrosos para la salud. Que se sepa, ninguno de ellos fue creado con el fin de matar a nadie, pero lo cierto es que hoy en día tienen que ser consultados atendiendo a ciertas medidas de seguridad y se guardan en un apartado especial de las bibliotecas donde pertenecen.

El caso más reciente es el de tres volúmenes hallados en Dinamarca, datados entre los siglos XVI y XVII. Lo cierto es que no se ha descubierto su toxicidad por la muerte de nadie -menos mal-, sino al analizar los elementos químicos de sus ilustraciones, así como revisar si se podían encontrar textos más antiguos ocultos en las páginas, una práctica de reciclaje común en la Edad Media.

Lo cierto es que el análisis de las cubiertas de los tres volúmenes no era como el del resto de libros que habían analizado. Había algo completamente diferente que destacaba al comprobar un pigmento verde que oscurecía varios pasajes. Para sorpresa de los investigadores, resultó ser arsénico.

El arsénico es un potente veneno que se mantiene activo, incluso cientos de años después, por lo que los libros han pasado a una sección aislada de la universidad. ¿Fueron envenenados a propósito? No, el arsénico se llegó a utilizar como pigmento para lograr un intenso color verde. Ahora los académicos esperan digitalizar los libros para minimizar los problemas de salud.

Pero el arsénico no solo aparece en estos tres libros. En la Universidad de Michigan se guarda otro libro cuya consulta continuada podría resultar fatal. Se trata de Shadows from the Walls of Death, un volumen creado por el médico estadounidense Robert Kedzie en 1874, precisamente para alertar sobre los peligros del uso del arsénico.

Su uso como pigmento era habitual en el papel pintado de las casas de la época, y teniendo en cuenta que es su contacto diario el que resulta mortal, no es de extrañar que el buen doctor quisiera alertar de su uso. Lo hizo con este libro, un muestrario de papel pintado tóxico que hoy en día se guarda en un apartado especial de la Biblioteca.

El libro de notas de Marie Curie se guarda dentro de una caja de plomo. ¿La razón? Al igual que la mayoría de sus objetos personales, todavía es radioactivo. Lo suficiente como para no arriesgarse a una exposición prolongada, y, en el caso de que se acceda a él, hay que hacerlo con ropa de protección.

¿Cómo es posible? Pues porque los peligros de la radiación no se conocían al inicio de las investigaciones de la pareja Curie. No era raro que llevaran encima polonio o radio, e incluso disfrutaban del fulgor que emitían en la oscuridad. El resultado, por desgracia, fue la muerte. Tendrán que pasar más de 1.500 años antes de que sus notas dejen de ser radioactivas.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

No se puede comentar esta entrada