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Es una buena novela, tiene mucho ritmo y el sello McCarthy: conciso, crudo, con pocas concesiones al lector. Tiene grandes aciertos: los monólogos del sheriff Bell, la construcción de la mayoría de personajes... y no sabría sacarle ningún pero gordo. La película es también muy recomendable (y un calco del libro)
Me parece que conduce la trama bastante bien y, sobre todo, plasma unos personajes con unos perfiles muy bien definidos. Muy buen libro, lo recomiendo
Novela de gran crudeza y tremenda frialdad.
Cormac McCarthy sabe ponernos en la piel de un psicópata asesino que mata por matar, sin encontrar en ello satisfacción o motivación personal.
Lo mejor que tiene el libro son las reflexiones o manifestaciones que hace el Sheriff en primera persona; haciendo balance de su bagaje y experiencias cuando ya se encuentra al borde de la jubilación o del retiro.
Literatura amarga, pero de calidad.
Normalmente, queda feo decir que un escritor es 'el autor de tal obra y tal obra', pero la calidad y la grandeza de esta novela obligan a hablar de Cormac McCarthy como 'el autor de No Country For Old Men'.
A pesar de que la película no me gustó demasiado, decidí leer el libro por el autor. Me gusta la forma que tiene de narrar historias, sin adornos. Muy bien llevado.
Cuando la trama no es complicada y los personajes son pocos se requiere de cierta habilidad para mantener candente el curso de un relato. En este sentido, Cormac McCarthy triunfa sólidamente, ofreciéndonos si no un desarrollo vertiginoso de los hechos, sí un dinamismo en donde se destacan la oportuna interacción entre expresiones lacónicas y el dibujo en detalle de ciertas escenas, como también la precisa caracterización de los escasos protagonistas que llevan adelante la novela. Así, desde el principio uno se ubica perfectamente tanto en la geografía en donde transcurre la historia, como en las armas que utilizan cazadores y presas.
En lo que cabe señalar más allá del aliento narrativo del autor propiamente dicho, el mismo inserta, de cuando en vez, diálogos propios de la idiosincrasia de la región, acompañándolos con suaves pinceladas que indican gestos y señales, como una suerte de detalles que intensifican o demarcan con justeza las expresiones expuestas. De esta manera, un menear la cabeza, un volcar la mirada de una dirección a otra, terminan siempre redondeando las imágenes que, además, se tejen en una disposición de inusual puntuación, donde los tradicionales guiones, por ejemplo, son descartados como si se tratasen de ayudas innecesarias al lector entrenado.
El otro crucial “detalle” es que se trata de una novela doble, o de una doble novela. Sí, porque en paralelo de que nos van siendo mostrados los hilos del argumento, también accedemos a los íntimos pensamientos de uno de los protagonistas, como si al tiempo que leyéramos las noticias, también leyéramos el diario personal del que está involucrado en esas noticias. “Tampoco puedo decir que se trate de lo que uno está dispuesto a hacer… Creo que se trata más bien de lo que uno está dispuesto a ser”, es una de las construcciones con las que comienza el libro.
Ya metidos en el lío, o en la piel de los actores, el autor nos ofrece una gama de psicologías diversas y (de repente) originales a primera vista, pero bien mirado, de ningún modo completamente extrañas. Una esposa de diecinueve años fiel hasta la muerte (literal), un veterano representante de la justicia cuya íntima motivación es un sentimiento de culpa que se origina en Vietnam, o un asesino infalible con un incuestionable sentido de la lealtad, son algunas de las aristas de un poliedro diestramente ensamblado, donde lo fantástico no tiene lugar y en el que van inmersos auténticas vivencias humanas.
“No es país para viejos” está a mucha distancia de ser un thriller al uso, o de esa literatura que suele darse en llamar “de suspenso”. Es más bien la recreación, o la exposición de una coyuntura real que en el fondo cuestiona y nos hace reflexionar muy desde dentro cómo se llega a donde nadie quiere llegar. Con una prosa entre irreverente y audaz, con no pocos destellos metafóricos y que no nos priva de cierto humor mordaz, McCarthy nos brinda un panorama sobre el cual es preciso definir una línea de pensamiento y, por supuesto, un curso de acción.
Lo recomiendo, en el más puro estilo del autor, duro, crudo, intenso. Protagonistas solitarios, sociópatas, extraños. No he visto la película, por que hasta la fecha siempre me desilusionan las adaptaciones cinematográficas.
Lamentablemente vi la película antes, y aun así me gusto. Pero la obra es inconmensurable. Una espectacular metáfora construida a base de letras que no se detiene en explicar lo que todos explican. No. Aquí lo importante es la historia y su trasfondo, enorme el Señor McCarthy.
Para los que le haya gustado la película, les recomiendo la novela. Este escritor es muy raro, no se centra mucho en los detalles de las cosas como cualquier otro escritor.
No he visto la película. La novela es un poco farragosa al principio aunque luego mejora. Novela negra en estado puro. Lo mejor es la definición de los personajes.