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La idea es muy original (mundo dentro de otro). Libro corto, necesitaría una segunda lectura para captar todos los detalles ya que la prosa del autor me pareció confusa.
Creo que es el segundo libro en 37 años que dejó inacabado, y a la vista de su breve extensión, he de suponer que el mérito del autor es loable. Me he rendido completados dos tercios. Por muy bueno que sea el final, no lo echaré de menos. En cuanto al contenido, en fin, seré breve. Nada.
Una obra que tiene un argumento original, pero le falta esa chispa que hace que te emociones o sientas como tuyos los problemas y/o sensaciones de los personajes. Aunque me dejó un tanto "frío", admite una re lectura en un futuro para saber si logra cambiar en algo esta primera impresión.
Al principio me costó engancharme, pero llegando casi a la mitad se vuelve muy adictivo. La historia ea excelente. Súper recomemdable.
Obra de corte fantástico que al final desemboca en novela casi amorosa. La idea es original: una persona escondida en una isla presencia la existencia de extrañas personas que repiten los mismos actos. La explicación la encontraremos en el título de la obra. El final flojea respecto al resto, pero no por ello disminuye su riqueza. Y es que podemos interpretar que el protagonista está muerto y los demás vivos o a la inversa. O que simplemente son alucinaciones en un ambiente salvaje y solitario. Esta admisión de diferentes lecturas hace muy válida su recomendación.
La idea original era genial y muy atractiva, pero desgraciadamente Bioy Casares peca, al igual que muchos escritores, de hacer su trama lenta y rustica.
Durante su desarrollo creí ver en esta novela la mejor parodia de la filosofía moderna: un hombre conviviendo con un grupo de gente que resulta ser una pura ficción, realidad virtual, fantasmas. Luego se ve que las intenciones de Bioy no van por ahí, sino que se trata de una meditación sobre la inmortalidad, o sobre la transmigración de las almas, desde el punto de vista de la tecnología. Pero es inevitable ver también ahí algo de parodia cuando lo leemos en este año 2000, con toda esa peña especulando sobre la inmortalidad a propósito de los clones y del genoma. En efecto, con una técnica y un estilo tremendamente borgianos (pero, ¿quién ha influido en quién, si esta novela es de 1940?), Bioy nos sugiere una inmortalidad con algo de vampírico, pero conseguida no a través de los colmillos de un pequeño demonio sino mediante una sofisticada máquina. Estas personas virtuales no ven al hombre "verdadero" que ha llegado a su isla, y la cuestión es si tienen alma, o si llegarán a adquirirla. Y es el amor, también aquí, el resorte que impulsa a nuestro hombre a querer esa extraña vida espectral: amor constante más allá de la muerte, aun a costa de no tener carne, sangre, corazón. Alguien nos había contado esto ya, sí, pero con vampiros. Con todo, me parece que, más que por sus parábolas o sus meditaciones sobre la inmortalidad, Bioy triunfa por su arte de contar, por su manera de crear suspense en torno a este hombre acosado, cuyos perseguidores no terminan de hacerse patentes.
Tenía muchas expectativas con esta novela, pero me ha dejado bastante frío. La escritura es estupenda, sencilla y directa, pero la historia me sabe a poco. Más parece un cuento y no lo digo por la extensión sino por su estructura. No para todos, creo, pero vale la pena leerlo por su narrativa.
Ciertamente hay que tomar en cuenta el año en que fue escrito, 1940. pues Morel busca la perpetuidad con su invento, más o menos lo que hoy se hace con las redes sociales, guardando recuerdo que quedarán ahí eternamente. Es muy entretenida
Para las personas que gusten del surrealismo, podrá ser una gran novela. Para el resto no.
Durante unas páginas del principio juega con la superposición de mundos con acierto. Después aquello se va cayendo, la trama se revela de forma demasiado expresa, sin acción, sin nada.