Resumen y sinopsis de La lluvia amarilla de Julio Llamazares
La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla» de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.La lluvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivo, preciso y genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros más valiosos narradores.
Ha participado en esta ficha: ccasconm
No es una novela de fácil digestión. Relata en primera persona, con una honestidad desgarradora, la soledad del último vecino que se niega a claudicar como hicieran el resto de habitantes frente al definitivo abandono del pueblo donde nació, se casó y trajo a la vida a sus hijos. Para quienes hemos reflexionado en primera persona sobre este desarraigo, que en mayor o menor medida afecta a buena parte de quienes ahora viven en grandes aglomeraciones urbanas, es una lectura imprescindible. Para mí esta es la obra culmen del autor. Junto con algunos de sus poemas anteriores (recogidos en Memoria de la nieve y La lentitud de los bueyes), es donde profundiza en esa extraña melancolía oscura inspiradora que le ha distinguido como escritor. En 1988 esta temática resultaba transgresora y ciertamente anticomercial. Como ha reconocido el autor, en aquella época España estaba a otras cosas y volver la mirada sobre lo rural no era precisamente una apuesta segura. El epitafio de la novela "la noche queda para quien es" lo tomó prestado de la última vecina de una recóndita aldea leonesa, para un reportaje (Bajo el infierno blanco) que publicó el 18 de enero de 1987 en el diario "El País". Creo que releer esta crónica ayuda a contextualizar el espíritu de la novela en aquellos años.
Salud.
Extraordinaria. Novela corta pero con una gran carga emocional. Escrita en un lenguaje propio del autor, que todavía le da más consistencia al relato. Además narra de una manera muy cruda la realidad de los pueblos de esta España vaciada.
Más floja de lo que pensaba. Demasiada locura y desesperanza. Para mí el protagonista no representa a los últimos habitantes de los pueblos que quedan abandonados, solamente es el retrato de un loco, que no lo es por la soledad, sino que le viene de lejos como se ve por la reacción por la marcha de su hijo o de los vecinos.
Breve pero magnífica la segunda novela de Llamazares: la tenía pendiente de leer desde LUNA DE LOBOS. ¡Que tristeza tan bella!
Un gran libro sobre la soledad rural y los pueblos desaparecidos. Un libro que desprende mucha tristeza.
La novela narra los últimos años de la vida de un hombre que también son los últimos años de vida de un pueblo. La historia es sobrecogedora llena de realidades y de crudeza.
Pequeña gran joya. Un argumento cercano, un personaje lleno de matices y una forma de narrar extraordinaria. Un libro que se convertirá en clásico.
La novela habla de la soledad, la incomunicación y las cosas que inexorablemente se lleva el paso del tiempo. Y lo hace eligiendo como escenario un pueblo abandonado y el monólogo del último habitante vivo. Se juega, sobre todo, con el lenguaje, con un lenguaje poético y cargado de metáforas. Por lo demás, no hay prácticamente acción, es como un plano fijo. Una vez leídas las primeras páginas, ya conoces de qué va todo el libro, no hay sorpresas. De alguna manera, es como la antítesis de nuestro mundo actual con sus prisas, su movimiento continuo y su constante "cada vez más" (más población, más consumo, más avances tecnológicos, etc.).
De todas formas y, a pesar de las buenas críticas recibidas, a mí no me ha convencido, me ha parecido un poco "rollo".
La novela es una narración poética que hace recapacitar sobre el abandono de los entornos rurales y la soledad de los ancianos. La muerte que se acerca y el mantenimiento de la cordura en situaciones complicadas. El protagonista se siente ligado al pueblo, a la casa, a la tradición sobre la cual se ha sustentado toda su vida.
Se construye mediante la técnica de la analepsis o flash-back ya que el narrador, a través de un monologo, nos cuenta aquello que vivió en el pasado, creando un encadenamiento de actos que dan conjunto a la obra. El pastor, Andrés de Casa Sosas, sabe que se acerca su momento y llega a cavar su propia tumba, intentando facilitar el trabajo a las personas que le den entierro. Vive de los recuerdos, del pasado y alimentado su mente del que pasará muera.
La muerte de su compañera deja completamente solo a Andrés en Ainielle, donde a partir de ahora fluirán todos los recuerdos de días mejores. La soledad y la desaparición de su esposa se convierten en algo obsesivo, centrando su desesperación en objetos como la cuerda con la que se suicidó y su fotografía amarillenta.
Llamazares vuelve a hacer uso de un léxico vivo, poético y cargado de metáforas, en el que el paisaje tiene un protagonismo innegable. El “amarillo” es símbolo de la muerte tal como nos habla el gran libro de la naturaleza, la llegada del otoño previa a la “muerte temporal” de la naturaleza, de lo viejo que “amarillea” con el paso de los años y es el color que se asocia con la locura.
Es una novela que engancha, leerla es deleitarse en su lenguaje poético, y te hace sentir identificado con el protagonista.
Maravilloso y doloroso. Una pequeña joya de un gran escritor. Poético y magnífico relato sobre la soledad y el paso del tiempo. Un tiempo que destruye, y que se va introduciendo en los huesos del protagonista, condenado a la soledad más absoluta en un pueblo que sus habitantes han ido abandonando, bien para marchar a otros lugares buscando más fortuna o simplemente muriendo.