Resumen y sinópsis de La lluvia amarilla de Julio Llamazares
La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla» de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.
En el pueblo de Ainielle ya sólo quedan Andrés y Sabina. Poco a poco el matrimonio se ha visto obligado a ver cómo los demás habitantes, espoleados por la miseria o por la promesa de un mundo mejor, han abandonado gradualmente las duras condiciones de vida. Una noche, sin embargo, Andrés descubre a Sabina ahorcada en el molino. Ahora ya no queda nadie que pueda llevar con él el peso insoportable del pasado.
La lluvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivo, preciso y genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros más valiosos narradores.
La lluvia amarilla confirma en Llamazares el léxico vivo, preciso y genuino, la autenticidad artística y las dotes de creación de un clima poético y un universo personal que acreditan en él a uno de nuestros más valiosos narradores.
Ha participado en esta ficha: ccasconm
Extraordinaria. Novela corta pero con una gran carga emocional. Escrita en un lenguaje propio del autor, que todavía le da más consistencia al relato. Además narra de una manera muy cruda la realidad de los pueblos de esta España vaciada.
Más floja de lo que pensaba. Demasiada locura y desesperanza. Para mí el protagonista no representa a los últimos habitantes de los pueblos que quedan abandonados, solamente es el retrato de un loco, que no lo es por la soledad, sino que le viene de lejos como se ve por la reacción por la marcha de su hijo o de los vecinos.
Breve pero magnífica la segunda novela de Llamazares: la tenía pendiente de leer desde LUNA DE LOBOS. ¡Que tristeza tan bella!
Un gran libro sobre la soledad rural y los pueblos desaparecidos. Un libro que desprende mucha tristeza.
La novela narra los últimos años de la vida de un hombre que también son los últimos años de vida de un pueblo. La historia es sobrecogedora llena de realidades y de crudeza.
Pequeña gran joya. Un argumento cercano, un personaje lleno de matices y una forma de narrar extraordinaria. Un libro que se convertirá en clásico.
La novela habla de la soledad, la incomunicación y las cosas que inexorablemente se lleva el paso del tiempo. Y lo hace eligiendo como escenario un pueblo abandonado y el monólogo del último habitante vivo. Se juega, sobre todo, con el lenguaje, con un lenguaje poético y cargado de metáforas. Por lo demás, no hay prácticamente acción, es como un plano fijo. Una vez leídas las primeras páginas, ya conoces de qué va todo el libro, no hay sorpresas. De alguna manera, es como la antítesis de nuestro mundo actual con sus prisas, su movimiento continuo y su constante "cada vez más" (más población, más consumo, más avances tecnológicos, etc.).
De todas formas y, a pesar de las buenas críticas recibidas, a mí no me ha convencido, me ha parecido un poco "rollo".
La novela es una narración poética que hace recapacitar sobre el abandono de los entornos rurales y la soledad de los ancianos. La muerte que se acerca y el mantenimiento de la cordura en situaciones complicadas. El protagonista se siente ligado al pueblo, a la casa, a la tradición sobre la cual se ha sustentado toda su vida.
Se construye mediante la técnica de la analepsis o flash-back ya que el narrador, a través de un monologo, nos cuenta aquello que vivió en el pasado, creando un encadenamiento de actos que dan conjunto a la obra. El pastor, Andrés de Casa Sosas, sabe que se acerca su momento y llega a cavar su propia tumba, intentando facilitar el trabajo a las personas que le den entierro. Vive de los recuerdos, del pasado y alimentado su mente del que pasará muera.
La muerte de su compañera deja completamente solo a Andrés en Ainielle, donde a partir de ahora fluirán todos los recuerdos de días mejores. La soledad y la desaparición de su esposa se convierten en algo obsesivo, centrando su desesperación en objetos como la cuerda con la que se suicidó y su fotografía amarillenta.
Llamazares vuelve a hacer uso de un léxico vivo, poético y cargado de metáforas, en el que el paisaje tiene un protagonismo innegable. El “amarillo” es símbolo de la muerte tal como nos habla el gran libro de la naturaleza, la llegada del otoño previa a la “muerte temporal” de la naturaleza, de lo viejo que “amarillea” con el paso de los años y es el color que se asocia con la locura.
Es una novela que engancha, leerla es deleitarse en su lenguaje poético, y te hace sentir identificado con el protagonista.
Maravilloso y doloroso. Una pequeña joya de un gran escritor. Poético y magnífico relato sobre la soledad y el paso del tiempo. Un tiempo que destruye, y que se va introduciendo en los huesos del protagonista, condenado a la soledad más absoluta en un pueblo que sus habitantes han ido abandonando, bien para marchar a otros lugares buscando más fortuna o simplemente muriendo.
La lluvia amarilla no es una novela al uso. Es un poema de 150 páginas acerca de la condición humana, del abandono, de la soledad, de la locura... y del éxodo y la desaparición de una forma de vida rural que se va perdiendo. Que nadie espere trama ni sorpresas en este libro pues es absolutamente lineal. Una vez leído el primer capítulo, has leído casi todo lo que vas a leer, y en capítulos posteriores puedes tener la sensación de que estás en la misma página de antes. El atractivo de este libro radica en el texto, en su lírica. Por eso es un acierto que no sea largo pues se haría excesivamente pesado ya que es lento y repetitivo. Pero eso sí, nos traslada muy bien a una forma de vida que se está perdiendo y literariamente resulta muy rico en varios aspectos. No es un libro para quien busca estar enganchado o algo entretenido. Es un libro para los amantes del lenguaje.
Simplemente espléndido. El relato de una soledad en primera persona de un hombre que vive su decadencia y la decadencia de un pueblo entero, aquel en que vive, metáfora de la crisis del campo frente a la ciudad.
Este libro es un grito desesperado de dolor, amargura y soledad.
La destrucción progresiva de un mundo rural que desaparece bajo el peso de la bota de las grandes ciudades o urbes.
Una decadencia que sólo deja ruinas, fantasmas, cieno y maleza.
Muy triste.
Un pequeño tesoro que, con una prosa lírica y sensorial, aborda de manera espléndida la perdida del mundo rural, la soledad, la locura y sus fantasmas.
Una joya de la literatura. Es una novela impresionante que retrata la soledad del último habitante de un pueblo abandonado de Huesca, con tal fuerza del lenguaje que emociona y sobrecoge. Pocas veces una muerte ha sido tan vivamente relatada. Perdura largo tiempo en la memoria. Lo considero una obra maestra.
Uno de los libros mas tristes que he leído, da que pensar mucho sobre la existencia humana, a pesar de su tristeza engancha.
Cortito se lee rápido