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Para leer este libro hay que hacer un esfuerzo monumental porque está plagado de oraciones interminables, ampulosas y discordantes. Por increíble que parezca, ¡hay oraciones que tienen media página de extensión y párrafos que abarcan dos páginas completas cada uno! Un estilo tan pesado e inapropiado que, con seguridad, espantará a más de un lector.
Hay inconsistencias de todo tipo. Para comenzar, el apellido Maquiavelo se emplea con igual frecuencia que Machiavelli, sin ninguna uniformidad. Similarmente, la autora duda sobre si debe llamar al protagonista Nicolás o Niccoló, así que pasa de un nombre al otro sin ningún escrúpulo, a veces en la misma página.
Esta obra no es una biografía tradicional ni una novela histórica sino una terrible mescolanza de estos dos géneros. La mayoría de los diálogos son forzados, abruptos y poco naturales. Lo único que salva a esta "novela" es la riqueza y amplitud de su información histórica. Este es un buen ejemplo de cómo un excelente proyecto literario, respaldado por una completísima documentación histórica, queda arruinado por una pésima ejecución como consecuencia de la incapacidad narrativa de la autora.