- El conocido autor era un apasionado de la astronomía.
- Su obra menos conocida, Eureka, contiene decenas de teorías.
Todos conocemos a Edgar Allan Poe por sus impresionantes relatos, novelas y poemas en los que une horror, aventura y romanticismo. Fue todo un pionero dentro del género detectivesco, marcó las pautas del terror para varias generaciones y todavía hoy es un nombre reconocido y admirado por miles de lectores. Pero lo que no sabe tanta gente es que Poe fue un verdadero fanático de las matemáticas y la astronomía.
Si bien ya os hemos hablado en otra ocasión de su gran capacidad para descifrar textos criptográficos, lo cierto es que Poe sorprendió a muchos con la publicación en 1848 de Eureka, un poema en prosa. Este ensayo, que en su día consideró como su mejor obra, se aleja de sus temas más habituales para ofrecer una profunda reflexión sobre la ciencia y la filosofía de su época.
Lo curioso de este libro, dedicado al gran científico Alexander von Humboldt, es que contiene algunas teorías que recuerdan a grandes postulados que se han ido desarrollando a lo largo del siglo XX, aunque también incluye otras muchas ideas filosóficas y trascendentales que han quedado muy atrás en la historia de la ciencia.
En su día, Eureka tuvo una recepción crítica mediocre. Pese al cuidado formal de Poe al escribir el ensayo de una manera poética, lo cierto es que el consenso general fue que había presentado un texto absurdo. ¿Buscaba Poe publicar un texto científico o tal vez una especie de filosofía-ficción?
Poe afirmó que era su mejor obra y que contenía ideas casi más importantes que el descubrimiento de la gravedad. ¿Hablaba en serio? Lo cierto es que junta muchas de las teorías que usa en algunos de sus relatos, sin dejar de lado la obsesión que sentía por la muerte y el más allá.
Quizá el elemento más curioso que aparece en Eureka es la idea de la partícula primordial. Poe postuló que el universo había sido creado a partir de una sola partícula o singularidad, creada, eso sí, por voluntad divina. De ese modo, todas las partículas del universo se buscarían unas a otras por el efecto de la gravedad.
Poe también anticipa teorías como la de los agujeros negros y el Big Crunch, además de ofrecer una solución aceptable sobre la paradoja de Olber (en la que el cielo por la noche está oscuro pese a la presencia de millones de estrellas). De hecho, la influencia de Eureka se ha dejado notar incluso en astrónomos del siglo XX.
Como hemos comentado, la crítica destrozó Eureka, recibiendo decenas de reseñas negativas. El libro se consideró absurdo y sus teorías ridículas, aburrido hasta el extremo y sin sentido. Deprimido y contrariado, Poe afirmó que su generación era incapaz de comprender el texto y que solo la posteridad comprendería lo que había escrito.
El libro fue recuperado por los simbolistas franceses, gracias al trabajo de Paul Valéry, quien destacó tanto el esfuerzo poético como filosófico del autor de Baltimore. Otro de los que hablaron bien de Eureka fue el mismísimo Albert Einstein, quien afirmó que el poema era “un hermoso logro de una mente inusual e independiente”.
Edgar Allan Poe