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Perderse en un libro es bueno para tu salud

AutorAlfredo Álamo el 26 de julio de 2018 en Divulgación
  • Investigadores aseguran que leer es un tiempo bien invertido.
  • No es solo mero entrenamiento, aunque este también es bueno.

Cerebro pintado con un grafiti encima.

Da igual que seas un auténtico devorador de libros o que pases las semanas leyendo tranquilamente un solo ejemplar. Lo importante a la hora de leer es el impacto psicológico positivo que el acto de la lectura ejerce sobre nosotros. Y es que el tiempo que invertimos en leer es una experiencia saludable para nuestro cerebro, según dicen numerosos expertos en la materia.

Según Melanie Green, doctora en medicina y profesora asociada de la Universidad de Búfalo, uno de los beneficios de leer ficción es, sencillamente, que provee disfrute y entretenimiento, ofreciendo al lector una vía de escape al aburrimiento o al estrés. Además, nos ayuda a entender mejor las relaciones sociales, expandir nuestro punto de vista sobre el mundo y crecer como individuos. Las historias nos permiten sentirnos conectados con otros y formar parte de algo más grande que nosotros mismos.

Aquí subyace la idea de la traslación, que es esa sensación que notamos cuando nos perdemos dentro de las páginas de un libro, consiguiendo una inmersión total en la historia y el mundo que nos cuenta. Esto, en teoría, depende de la calidad del texto, pero esa calidad no es tanto literaria como personal: tiene que ser capaz de establecer una conexión única entre autor y lector. Esto cambia para cada persona, puesto que los intereses de cada uno son únicos.

Pero veamos qué puede aportarnos el perderse en un libro.

Las historias sobre otras personas nos pueden enseñar a ser el tipo de persona que queremos llegar a ser. Según Keith Oatley, profesora de psicología aplicada en la Universidad de Toronto, cuando lees dejas de lado parte de tus propios hábitos y pensamientos para poder comprender cómo es ser una persona diferente ante circunstancias a las que nunca te has enfrentado. No es que esto pueda ser valorado de una manera objetiva, pero se sobreentiende que, si ampliamos nuestros puntos de vista sobre el mundo, es una manera de crecimiento personal. Y esto siempre es positivo.

Leer nos ayuda a obtener esa sensación de pertenencia que todos los humanos necesitan. O eso se desprende de un estudio de la Universidad de Búfalo en el que se demuestra que leer satisface la necesidad de contacto humano, ya que puede imitar lo que sentimos durante las interacciones sociales reales. El trato con otras personas es bueno para nosotros, así que, en general, nos hace sentir bien.

Leer nos ayuda a entender mejor a los demás. Si nos tenemos que poner en el lugar de otra persona y entrar en su mente, sin duda nos va a dar ciertas herramientas para comprender a la gente en la vida real. La empatía y las habilidades sociales mejoran a medida que leemos más ficción. El hecho de poder identificarse con otras personas, por muy diferentes que sean, es un rasgo empático que nos ayuda a mejorar como individuos.

Leer es bueno para nuestro cerebro y quizá nos haga vivir más. Sí, cuando leemos el cerebro trabaja y no solo mejora nuestro vocabulario, sino que estimula redes neuronales encargadas de la cognición social y el proceso de contenido abstracto. Leer a lo largo de nuestra vida ayuda a retrasar el declive cognitivo, que está relacionado con otra serie de problemas de salud.

Perderse en un libro ayuda a relajarse y a escapar de la realidad. No es que la realidad sea mala, pero el mundo contemporáneo nos empuja al estrés de la rutina diaria. Al leer nos abstraemos para caer en un mundo diferente, donde las fuentes de nuestra pesadumbre quedan en un segundo plano. No es que los problemas desaparezcan si leemos, pero sí que podemos darles cierta distancia para poder analizarlos desde una perspectiva mejor.

Vía: Better

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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