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Cuando Agatha Christie ayudó a capturar a un asesino en serie

AutorAlfredo Álamo el 24 de agosto de 2017 en Divulgación
  • No fue ella directamente, pero sí gracias a su obra.
  • Su novela de 1961 El misterio de Pale Horse salvó muchas vidas.

Bote de veneno con una calavera.

Agatha Christie exploró cientos de maneras de asesinar a la gente. Esto es un hecho. Se convirtió en toda una experta en venenos capaces de pasar desapercibidos, por lo que algunos de sus libros contienen información de lo más valiosa en las manos correctas y el momento adecuado. Quizá el libro de Agatha Christie que más vidas ha salvado es su novela de 1961, El misterio de Pale Horse, protagonizado por dos personajes poco conocidos de la autora: los escritores de misterio Mark Easterbrook y Ariadne Oliver.

No quiero hacer demasiados spoilers sobre esta novela de intriga, pero hay que destacar que dio a conocer los efectos secundarios derivados del envenenamiento por talio, un metal de gran toxicidad usado en el pasado como raticida o insecticida, pero que desde los años 70 ha desaparecido del uso público, aunque se usa en industrias como la óptica o la electrónica.

Pues bien, tras la publicación de El misterio de Pale Horse, sucedieron varios hechos asombrosos. En 1975, un fan en Latinoamérica reconoció síntomas de envenenamiento por talio en una amiga. Al final resultó que el marido de la mujer estaba dándole pequeñas dosis y la intervención de este lector fue fundamental para que se salvara.

En 1976, una enfermera londinense estaba cuidando de una niña muy enferma de origen catarí. Nadie sabía a ciencia cierta qué le estaba pasando y además estaba empeorando con rapidez. La enfermera, que acababa de leer El misterio de Pale Horse, empezó a atar cabos. La niña perdía pelo, justo como una de las víctimas de la novela. Además, sabía, también por el libro, que el talio se usaba como pesticida en Oriente Medio. Se lo comunicó a los médicos y resultó que tenía razón. La niña se salvó.

A una escala todavía mayor, en 1971 todo el pueblo de Bovingdon entró en pánico. Varios de sus habitantes tenían una enfermedad desconocida que no respondía bien a ningún tratamiento. Justo en ese momento, uno de los médicos encargados del seguimiento se estaba leyendo El misterio de Pale Horse. Para su sorpresa, los síntomas encajaban con esa plaga misteriosa. Al final, resultó que un asesino en serie estaba actuando en la zona. Poco tiempo después la policía arrestó a Graham Frederick Young, también conocido como El envenenador de la taza de té.

Así pues, la minuciosa descripción del envenenamiento por talio que realizó Agatha Christie, sirvió para descubrir a un asesino en serie y salvar de un terrible destino a muchos inocentes que, de otra forma, habrían acabado muertos a manos de sus ejecutores.

Vía: Listverse

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Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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