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Un monje lleva años salvando manuscritos islámicos de la destrucción

AutorAlfredo Álamo el 28 de febrero de 2017 en Noticias
  • Este monje benedictino colabora con musulmanes y cristianos.
  • Lleva 13 años trabajando de una guerra a otra.

Mapa de Oriente Medio, con especial atención a Turquía, Iraq y Siria

Según cuenta Matteo Fagotto en su artículo The Monk Who Saves Manuscripts From ISIS publicado en The Atlantic, una de las primeras víctimas de la guerra es la cultura. Puede que sea una víctima silenciosa y está claro que no es una prioridad frente a la terrible situación de millones de personas, pero por suerte hay gente dispuesta a arriesgar sus propias vidas para que el legado de cientos de años no desaparezca ni bajo el fuego de las bombas ni bajo el de la intolerancia. Ese es el caso del monje estadounidense Columba Stewart, quien a sus 59 años se encuentra librando una guerra propia contra el ISIS, tratando de salvar el máximo de manuscritos antiguos que existen en Siria y en Iraq.

No es la primera vez que este monje lucha contra la desaparición de la cultura, ya que en los últimos años ha trabajado también en zonas como los Balcanes. Hoy en día se haya volcado en salvar cientos de manuscritos islámicos de la quema y el robo. Los militantes de ISIS son conocidos por destruir todo aquello que no se ajuste a su peculiar visión del Islam, lo que incluye no sólo a los restos arqueológicos de ciudades como Palmira, sino también libros y manuscritos antiguos. Cuanta menos cultura, mejor para su intolerancia.

El hermano Columba ha entrenado a miembros de la comunidad cristiana e islámica para que sean capaces de distinguir y encontrar este tipo de libros antiguos. En un primer momento se fotografían con la ayuda de una ONG, la Biblioteca de la Abadía de San Juan, en la Universidad de Collegeville, en Minnesota, donde se dedican a preservar de manera digital miles de manuscritos. Hasta el momento, han conseguido fotografiar más de 140.000 manuscritos, 50 millones de páginas escitas a mano.

Claro que la digitalización es un proceso lento en una zona de guerra y no siempre se consigue acceder a los libros fácilmente. Hay que tener en cuenta que muchas bibliotecas de esta zona están custodiadas de manera familiar y hace falta ganarse la confianza de sus guardianes a base de diplomacia y buen hacer, lo que supone una gran cantidad de viajes por zonas nada seguras, donde ser occidental no es algo que genere exactamente mucha confianza.

Para Columba, el cuidado de los libros y la cultura es algo que forma parte de manera integral de la Orden Benedictina, y cree que el hecho de ser un monje le ayuda a que, en el fondo, la gente que guarda estos pequeños tesoros entienda que no representa ni a grandes museos que quieren robar los libros ni a ningún gobierno o entidad imperialista. A esto ayuda que no se encargan de digitalizar los libros, sino que se encargan de proveer los medios y el entrenamiento en la zona para que sean ellos mismos los que realicen el proceso.

Si bien en un principio la iniciativa se montó para preservar libros cristianos de toda la zona, en Siria hay un gran legado histórico de este tipo, pronto se pasó a trabajar con textos islámicos y judíos, viendo que ISIS arrasaba con todo lo que encontraba. Hasta el momento, 2000 de los 6000 manuscritos de este tipo han sido destruidos tras su digitalización, sólo en Iraq.

También se trata de conservar los manuscritos de la mejor manera posible, por lo que se suministran materiales de almacenaje y restauración, e incluso, en ocasiones, se recuperan para ser tratados en un centro especializado en Jerusalén. Y es que estos libros representan el pasado en el que fueron escritos, no son patrimonio de una religión en concreto, sino que son parte esencial para poder entender una parte de la historia de la humanidad.

Fuente: The Atlantic

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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