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Tiempo para leer (y II)

AutorGabriella Campbell el 27 de julio de 2012 en Divulgación

Tiempo para leer

Seguimos con nuestra lista de ideas para aquellos que afirman que no tienen tiempo para la lectura. En el artículo anterior os dimos alguna sugerencia para convertir la lectura en una tarea compatible con acciones cotidianas que no impliquen pensar mucho, como esperar a que pite el microondas o estar de pie en la cola de un banco.

-Otra buena idea es convertir la lectura en algo familiar, ya sea con la pareja (leerle uno al otro algún párrafo o un par de versos antes de dormir puede ser muy divertido e interesante; o dedicarle el tiempo que emplearíais en ver la televisión juntos a leer un libro) o con los niños (esto, además, fomenta el saludable vicio de la lectura en ellos desde una edad temprana).

-Hay quien pasa el tiempo leyendo cuando va al gimnasio. Suena muy bien aquello de ejercitar el cuerpo y la mente a la vez, ya sea sobre una bicicleta estática, una elíptica o una cinta de correr, pero habría que preguntarse si esto nos permite realizar un ejercicio cardiovascular adecuado. Tal vez sería mejor llevarnos un audiolibro, algo muy recomendable también para los paseos a pie o en coche. Y por supuesto el camino de ida y vuelta del trabajo realizado en metro o autobús se presta muy bien a la lectura, ya sea en papel o en formato electrónico. Si eres estudiante, aprovéchate de los momentos de tranquilidad entre clase y clase; está claro que ante todo es útil llevar el libro adonde vayamos, para que podamos tenerlo a mano en cualquier momento.

-También es provechoso recordarnos de vez en cuando lo que hemos leído y lo que queremos leer, para motivarnos a no perder el hábito y a buscar todos los días ese hueco para agarrar el libro. Podéis tener una lista que llevéis encima o en el ordenador, votar y comentar vuestras obras recién leídas en Lecturalia, compartir vuestras lecturas más recientes en Internet o, mejor aún, formar un club de lectura con vuestros amigos. Convertir la lectura en un acto social es un paso muy eficiente para volver a incorporarla a nuestras vidas.

-Por otro lado, hay lugares que piden a gritos la compañía de un buen libro (y si el libro es algo que realmente nos apetece leer, algo que disfrutemos, no ese libro serio y recomendadísimo que todos tenemos en la estantería para quedar bien pero que nunca abriremos, más nos motivará abrirlo). Destaca, cómo no, el cuarto de baño, al que no le vendría mal tener un mueble o estante solo para nuestra lectura diaria.

Si aun así no os veis capaces de animaros a coger un libro ahora mismo, proponéoslo como un reto que empiece poco a poco, con tan solo cinco minutos diarios, y luego podéis ir colando cada vez una cantidad mayor de tiempo. También podéis retaros con amigos y familiares para conseguir leer determinado número de libros al mes, o al año, y calcular cuántos minutos diarios necesitaríais para alcanzar vuestra meta. Como podéis ver, la excusa del «no tengo tiempo» ya no es válida, así que otorgaos el privilegio de enriquecer vuestro día a día con una buena lectura. No os arrepentiréis.

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