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20 días por libro

AutorAlfredo Álamo el 10 de agosto de 2011 en Divulgación

Biblioteca ebook

Me quedo perplejo al leer una noticia en el diario Aragondigital.es en el que ofrece la opinión de la directora de la Biblioteca de Aragón, Pilar Navarrete, sobre los datos acerca del préstamo de ebooks en las bibliotecas públicas. Resulta que según los datos que maneja la Biblioteca de Aragón, la mayoría de los usuarios devuelve el préstamo digital en 20 días, cuando tienen 30 en total para poder quedárselo en préstamo.

El resultado del análisis sobre este dato es que el libro electrónico aburre, que su lectura no convence ya que en 20 días no da para poder leerse una obra completa. ¿20 días? Reconozco que soy un lector compulsivo, puedo leer un libro detrás de otro, empalmándolos como un fumador nervioso hace con los cigarrillos, y que hay semanas que termino tres o cuatro libros. Entiendo que no es mi caso, pero… veinte días creo que es un periodo más que suficiente para que un aficionado a la lectura -después de todo, ha sacado el libro de la biblioteca, ¿no?- se termine, por lo menos, una obra.

Otra cosa es el nivel de información sobre el uso del lector electrónico, o que las obras disponibles en el dispositivo de préstamo sean clásicos sin derechos de autor, muchos de las cuales ya están más que releídos o bien son, directamente, un aburrimiento para la mayoría de los lectores de hoy en día.

Me llama la atención otra frase:

Hemos comprobado que existe más una curiosidad hacia este tipo de libros que realmente una afición y mucho menos una costumbre de leerlos

Los ebooks son libros. Un libro electrónico es tan bueno o malo, divertido o aburrido, como su equivalente en papel, no son diferentes más que en el formato, como si fuera bolsillo, rústica o tapa dura. No puede existir una afición al libro electrónico más que a otro tipo de encuadernación. Hay que diferenciar entre dispositivo –lector electrónico– y contenido –ebook-, y de informar de sus posibilidades, sobre todo a la gente más mayor, los principales beneficiarios de su escaso peso y la capacidad de aumentar el tipo de letra.

Un consejo gratis: Sería ideal organizar un taller de uso del libro electrónico en las bibliotecas para mayores de sesenta años. Después de eso igual si que surge una «afición», como en el fútbol.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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