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Evolución del mito artúrico: Una introducción a los textos del Grial (III)

AutorGabriella Campbell el 22 de noviembre de 2009 en Divulgación

Grial

Si bien la obra artúrica que más trascendencia ha tenido a día de hoy, al terminar de definir personajes, hechos y temáticas, ha sido el ciclo de obras conocido como el Ciclo de la Vulgata, éste no habría sido posible sin la aportación del célebre novelista francés Chrétien de Troyes, posiblemente el más importante novelista del medievo. Su amor por los personajes, el desarrollo psicológico que hace de éstos y el aporte creativo que hace a las leyendas artúricas lo definen como novelista en un sentido moderno; Chrétien es un autor realmente imaginativo, forjador de historias que aun hoy en día fascinan a estudiosos y lectores en general.

Se conoce muy poco de su vida (los académicos todavía discuten acerca de si fue o no clérigo), y no está muy claro el orden cronológico de sus obras. Suele considerarse que su primera obra fue Erec y Enide, datada entre 1165 y 1170. Sus dedicatorias sitúan su acción literaria en la corte de Enrique de Champaña, siendo María de Champaña su particular musa y mecenas, y el interés que muestra por el mundo oriental en su segunda novela, Cligés (vinculada a la tradición artúrica a través del Caballero Tristán y su amada Iseo), responde a las actuaciones políticas de este gobierno. Se desconoce el orden en que escribió sus siguientes obras, directamente relacionadas con el mito artúrico: El Caballero de la Carreta y El Caballero del León, incluso es posible que se escribieran de manera simultánea. Ambas están imbuidas de simbología cristiana, pero, si bien bebe de las obras de Wace y Monmouth para conceder credibilidad a su obra, sus escritos se basan más en las influencias paganas, las leyendas celtas que se entrelazan para construir historias misteriosas y oscuras. Sin embargo el verdadero rompecabezas es su siguiente obra: El Cuento del Grial, ya que murió antes de poder finalizarla y fue objeto de múltiples continuaciones y especulaciones en general.

Queda claro por la cronología y el estilo de Chrétien que se hallaba influido por las grandes novelas precursoras, los grandes roman de Tebas y de Troya, aparte de las obras de Wace, la lírica de la lengua d’oc y el ambiente aristocrático y caballeresco de la corte. Aunque El Caballero del León es considerada su obra maestra, por su fino uso de la ironía y del lenguaje, su sentido innovador de la aventura y del amor, será en El Caballero de la Carreta donde más desarrolla la leyenda de Arturo y sus caballeros. La obra ha sido objeto de múltiples críticas, de hecho ni siquiera fue escrita en su totalidad por Chrétien, quien la abandonó y la dejó en manos de Godofredo de Lagni, y es probable que se tratara de un tema que el autor escribiera por orden de su mecenas y que personalmente no le atrajera o incluso le disgustara (cabe pensar que la relación adúltera que aparece manifiesta entre Ginebra y Lanzarote del Lago pudiera serle repulsiva).La evolución del personaje de Lanzarote, que no puede conciliar el amor por su señor Arturo, su lealtad caballeresca, con su amor por la reina Ginebra, esposa de Arturo, es sintomática de la propia evolución de la literatura francesa, que parte de los épicos cantares de gesta para verse atrapada en las atractivas redes de la lírica del amor cortés. Por supuesto esta evolución se verá truncada, ya que difícilmente podría aceptar el poder eclesiástico la entrega absoluta y servidumbre del caballero hacia la dama; por lo que poco a poco la figura de la dama se convertirá en la figura divina, y la novela de caballería artúrica será transformada en una búsqueda no de amor carnal, sino de comunión espiritual, por lo que el héroe caballero terrenal, Lanzarote, dejará paso al héroe puro y espiritual: Perceval.

Grial

La obra más inquietante de Chrétien es, sin duda, el Cuento del Grial, también conocida como el Perceval. La figura del Grial, representada en el imaginario actual como un cáliz cristiano de oro y pedrería, poco tiene que ver con el símbolo medieval artúrico. La cristianización del grial, que afecta incluso a su etimología (se especula que la palabra grial provenga de “sang réal”, sangre real, lo que explicaría su vinculación a la línea de sangre Jesucristo-Britania tan favorecida por la dinastía normanda que deseaba afianzar su poder en las Islas Británicas; relación desarrollada por Robert de Boron en su obra Joseph d’Arimathie) es más evidente que nunca en el Ciclo de la Vulgata, pero en Chrétien sigue siendo lo que era en las leyendas celtas: un graal, es decir, un plato, patena o incluso un caldero. Este plato siempre estará repleto de comida y proporcionará vida eterna al que coma de él, de manera muy parecida al famoso cáliz cristiano, que concede inmortalidad al que la posea. Chrétien no terminó la obra, por lo que los estudios acerca de su significado y sobre el del fabuloso graal son muy numerosos. Más aun, comienza a intuirse uno de los puntos más apasionantes de la tradición artúrica: el incesto; un terrible pecado extremadamente cristiano. De este pecado, y de la cristianización en particular del Santo Grial, trataremos con más profundidad en el siguiente artículo.

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