La mayoría de la gente, cuando llegan estas fechas navideñas, se vuelve más afable, simpática, resuelta a disfrutar de las fiestas en familia... vale, quizás exagero, a lo mejor hay más personas de las que parece que no disfrutan de la centésima reposición de Qué bello es vivir y se plantean, como quien no quiere la cosa, que habría que esperar a Santa Claus tras alguna esquina oscura y darle lo suyo al gordo ese.
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