Resumen y sinopsis de Pigmalión de George Bernard Shaw
El profesor Higgins, a la salida de una representación en el Teatro de la Ópera de Londres, toma nota de los acentos de un grupo de personas que trabajan en el mercado y, con especial atención, de la manera de hablar de una de las floristas, Elisa. El encuentro con un colega, el Coronel Pickering, sellará una apuesta: ¿será capaz el profesor Higgins de convertir a Elisa, en seis meses, en una verdadera lady? Todo un clásico llevado al cine y al teatro en numerosas ocasiones.
Han participado en esta ficha: yiyolon ERB_Lector
Simplemente horrible, Pigmalión, es una obra para la cual la palabra “aburrido” se queda increíblemente corta. Y es que ni siquiera el recuerdo de la maravillosa película que está basada en dicha pieza teatral logra mejorar un libro que está destinado al fracaso desde el inicio. Afortunadamente, al ser una obra de teatro no hay que sufrirla demasiado y la lectura es francamente rápida.
George Bernard Shaw firma la autoría de este bodrio. Si bien es cierto que no resulta un mal escritor, el tema de esta historia le ha jugado una mala pasada. Shaw posee un estilo sencillo, elegante y con una buena ejecución que se apoya en una prosa dinámica, enrevesada y con un desarrollo un poco simplista, un lenguaje con algún momento lírico desaprovechado y unas descripciones nefastas que cuando hacen acto de presencia son para echarse a llorar. Pero hay algo peor. Y son los personajes. Comprendo que en una obra de teatro, la construcción de personajes no sea maravillosa, puesto que no hay tanto espacio como para que haya una evolución propiamente dicha. Sin embargo, lo que aquí ocurre es peor. Los personajes son planos, superficiales e intrascendentes, protagonistas incluidos, y siguen exactamente igual cuando este desbarajuste acaba.
El título, Pigmalión, ya da una pista de lo que te vas a encontrar. Pigmalión es una leyenda de la mitología griega donde el escultor del mismo nombre crea una estatua femenina tan bella que se enamora de ella. Afrodita decide darle vida a la estatua y... final feliz. Esta historia tiene cierto parecido con el mito. Me explicaré. Estamos en Londres, siglo XX. Higgings es un estudioso de los acentos y de las maneras de hablar. Gracias a una apuesta que hace con un compañero, decide pulir a una florista de barrio obrero y convertirlo en una señorita respetable. ¿Os suena el argumento? Seguro que si, siempre y cuando hayáis visto “My Fair Lady”, película de 1964 con Audrey Hepburn y Rex Harrinson. La película es encantadora. El libro es espantoso. En parte porque la historia y los personajes difieren demasiado. Higgins es un perfecto imbécil. Y la florista, Eliza Doolittle, es una simple aprovechada que busca que la mantengan. Así que el final, más coherente que la de la adaptación cinematográfica, es una completa decepción. Pero es un alivio terminar tremendo tostón.
En suma, Pigmalión es una obra de teatro aburrida hasta la nausea que usa el esquema clásico de las historias carentes de personalidad y estilo. Salvo que queráis torturaros con las historias estúpidas, no le veo ningún aliciente para su lectura. Y es que Pigmalión nos demuestra que no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. Por lo menos en lo que a la literatura se refiere.
Un clásico del teatro, muy conocido también por su versión cinematográfica. Una comedia entretenida y con gracia.
Me ha resultado una obra muy divertida y entretenida. La obra es una versión moderna y alternativa, del mito del Rey Pigmalión y su estatua de la mujer perfecta, Galatea, de la cual se enamora.
Me ha sido muy grata la lectura de este libro, tanto es así que me ha apenado la escasez de volumen de éste, algo comprensible, por otra parte, si se trata de una obra teatral y que busca ser representada.
Cabe destacar el final que tiene la obra, nada convencional y que según creo dejará con muchas inquietudes sobre el porqué del proceder de los personajes. Apuntándose así otro logro para el autor pues, si no me equivoco ,era ésto lo que deseaba provocar.