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El principio y el final del libro me pareció bastante monótona, sin embargo la parte central del libro está bastante bien, con alguna sorpresa y todo. Sin embargo el final es un tanto aburrido y estático.
Es una novela correcta y entretenida, pero para nada revive con verdadera verosimilitud los vertiginosos años veinte.
La provinciana Wichita, la cosmopolita ciudad de Nueva York y la efímera carrera como musa del cine mudo de la alocada Louise Brooks; se quedan como llanos esbozos difuminados que apenas nos despiertan y nos remueven.
Tenues capitas de maquillaje que no resaltan con plenitud aquella desenfrenada época de alegres y liberados contrastes.
Pasa muy de puntillas y muy por encima de todos esos esmaltes.
Para embeberse y nutrirse más sobre esa fugaz e inconsciente etapa, habría que remitirse a cualquiera de las obras del genial Francis Scott FitzGerald, o a la reciente "La otra mecanógrafa" de Suzanne Rindell, que diseccionan mucho mejor la jolgoriosa sociedad que vivía en una fiesta atolondrada permanente.
Me ha entretenido este libro, me apetecía leer algo así. Me encantó el personaje de Cora, su historia me enganchaba incluso más que la de Louise; y me gustó cómo la autora consiguió mantener el interés en la trama sin que tuvieran que suceder grandes desgracias, como ocurre en algunas historias, que parecen más bien telenovelas. Lectura pausada pero agradable.
Libro entretenido, con dos personajes enfrentados y con carisma suficiente como para hacer creíble la situación.
Está ambientado en comienzos del siglo pasado, lo cual es de por sí un incentivo.
La autora enfrenta a la protagonista, muy tradicional, con una época de cambio y una ciudad que representa una sociedad culturalmente distinta a la Wichita donde reside.
Sin embargo, para ser estricto, la novela no llega ni de lejos a sus pretensiones. Hasta el punto que los últimos capítulos son simples esbozos de lo que se supone que debieran ser.