Resumen y sinopsis de El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia de Patricio Pron
Cuando en el año 2008 el padre del narrador de esta novela enferma, su hijo, que por entonces vive lejos de casa, comienza a preguntarse quién y qué es y qué cosas les habían sucedido a él y a su familia. También quiere saber quién fue su padre y en qué había creído durante los años que precedieron a su nacimiento, y cuánto de aquello que hizo y defendió provocó la clandestinidad y el terror con los que el niño se crió. Antes de enfermar el padre del narrador había estado buscando a alguien: a un hombre que había desaparecido en su pueblo natal unos meses antes y a quien finalmente encontraron muerto en una casa abandonada; quizá, al buscarlo, el padre intentaba hallar a otra persona, a una joven secuestrada y desaparecida por las fuerzas represivas del Estado argentino en 1977. Y fue precisamente el padre del narrador quien la había iniciado en la política. En esta doble simetría, en la que asistimos como lectores, hay dos desaparecidos y dos personas que trataban de encontrar la verdad, por dolorosa que esta fuera. El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia aborda un tema político, familiar y doloroso: la responsabilidad de los padres y abuelos en los hechos trágicos de la historia reciente, no sólo argentina, sino de cualquier lucha en la que la gente había muerto por defender una idea.
"El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia" es una novela ambiciosa, auto-ficcional extraordinariamente bien escrita, de una gran trascendencia ética porque muy lejos de una trivialidad imputable a la edad, Pron se cuestiona sobre heridas colectivas y sobre la memoria del que retorna a su tierra, pero es una prosa amarga y bastante desangelada donde los personajes carecen de espesor humano.
Probablemente este libro constituye una verdadera catarsis personal para Patricio Pron, una tentativa para esclarecer lo que fueron sus padres y su país en épocas convulsas.
Patricio Pron regresa a Argentina después de 12 años para ver a su padre muy enfermo, un padre que conoce mal.
La clave de este libro es dilucidar el pasado de los padres que fueron jóvenes en la década de 1970, como si se tratase de un rastreo detectivesco y que las averiguaciones que resultarían, se parecerían mucho a una novela policíaca que nadie hubiese querido comprar nunca. El narrador nació en 1975 y los que nacieron por aquella época son el premio de consolación de los padres tras haber sido incapaces de hacer la revolución. En aquellos años un hijo era una buena pantalla, una señal inequívoca que debía ser interpretada como la adhesión a una forma de vida convencional y alejada de las actividades revolucionarias.
Un libro muy bien escrito que desarrolla una temática trascendente, pero escrito en una prosa que me pareció siniestra.