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Cuando los fans piensan que pueden cambiar su historia favorita

AutorAlfredo Álamo el 20 de mayo de 2019 en Divulgación
  • Los últimos capítulos de Juego de Tronos han movilizado a muchos seguidores.
  • No es la primera vez que sucede.

Escritorio de Sherlock Holmes.

Una de las consecuencias inevitables de la globalización y las redes sociales es que cada vez hay más gente viendo las mismas series, las mismas películas, leyendo los mismos libros y escuchando la misma música. De igual manera, también tienen altavoces para que su opinión pueda ser escuchada, compartida y ensalzada. ¿El resultado? Que, tras los últimos capítulos de Juego de Tronos, muchos seguidores de la serie han montado una petición en Change.org para que cambien ese final que tan poco les gusta.

Parece muy, pero que muy complicado que la HBO haga caso de este tipo de peticiones, pero hay que tener en cuenta que no es la primera vez que un autor tiene que hacer caso de las quejas de los lectores y tiene que dar marcha atrás en una de sus historias.

El caso más conocido es el que le sucedió a Arthur Conan Doyle. El autor británico disfrutaba escribiendo novelas históricas, pero el éxito se lo llevaba su producción de novelas de intriga protagonizadas por Sherlock Holmes. Lo que había sido un divertimento se había convertido en una piedra que lastraba el trabajo que él consideraba mucho más interesante.

¿La solución de Doyle? Acabar con Holmes. Así nació El problema final, donde Holmes se enfrenta al malvado profesor Moriarty en las cataratas de Reichenbach, un lugar que él mismo había visitado poco tiempo antes. El sitio le impresionó tanto que decidió enterrar allí a su personaje más conocido.

Pero cuando el cuento se publicó en 1893, en las páginas de la revista The Strand, poco podía suponer Doyle la que se le iba a venir encima. Haceos a la idea: nada más leer el relato, más de 20.000 personas cancelaron su suscripción a la revista. Estamos hablando del siglo XIX, imaginad el impacto que llegó a tener para lograr esa primera oleada de rechazo.

Doyle recibió miles de cartas y peticiones para revivir a Holmes, aunque se negó una y otra vez. La primera vez que cedió fue en El sabueso de los Baskerville, aunque no era una historia destinada a Holmes en un principio y el autor decidió ambientarla antes de la muerte de Holmes. No quería dar esperanzas.

Pero había abierto una rendija. The Strand vendió 30.000 ejemplares extra con esa historia. Doyle vio que su personaje más famoso tenía que volver. Cedió a las presiones de sus lectores y editores; en 1903 se publicó La casa vacía, el primero de los relatos en que Holmes vuelve a la vida. El éxito fue arrollador.

Quizá si Change.org hubiera existido a finales del siglo XIX los fans de Holmes también habrían abierto una petición para que el detective no acabara su carrera despeñado por las cataratas de Reichenbach; imaginad lo que habrían hecho con redes sociales, los memes que circularían sin parar.

Así que no, nuestra sociedad no es más o menos madura que aquella del siglo XIX, que no podía dejar morir de esa manera a uno de los iconos más importantes de la literatura popular. Eso sí, en el caso de Juego de Tronos, quizá sería mejor montar un crowdfunding para recolectar dinero: no creo que en la HBO estén dispuestos a volver a rodar toda una temporada.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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