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Cómo China trata de modificar su literatura online

AutorAlfredo Álamo el 6 de marzo de 2019 en Divulgación
  • Millones de chinos leen en formato electrónico.
  • El gobierno trata de alentar formatos realistas.

Pagoda china.

Si bien en casi todo el mundo el formato papel sigue siendo el principal motor de la industria editorial, en países como China se ha observado un ascenso brutal de los contenidos literarios online. No, no estamos hablando del libro electrónico como tal, sino de seriales disponibles en la red que se leen semana a semana o mes a mes, en computadoras, teléfonos o tabletas. La mitad de los usuarios chinos de Internet son lectores habituales de estas historias, por lo que estamos hablando de millones de personas.

Así pues, no es de extrañar que triunfar en este formato signifique el salto a cotas mayores. Los últimos grandes estrenos del cine chino, como Wu Kong, que ha llegado a superar a superproducciones estadounidenses, están basados en novelas online. Pero ¿qué temáticas suelen ser las más habituales? Pues resulta que las de género fantástico.

Ese auge de la fantasía no acaba de gustar a las autoridades chinas, que prefieren otro tipo de historias más realistas y edificantes. Por eso no es de extrañar que el gran premio a la literatura online se haya concedido a una novela sobre una start-up china que se enfrenta a un gran conglomerado internacional.

Otro de los grandes éxitos auspiciados por esta corriente son las novelas de Tang Jia San Shao, uno de los autores más vendidos de China. Este escritor se hizo famoso gracias a sus obras de fantasía mezclada con artes marciales. En la actualidad publica romance contemporáneo entre dos jóvenes emprendedores.

Pese al empeño del gobierno en fomentar este tipo de ficciones, es difícil controlar los gustos de la población, que sigue empeñada en disfrutar de narraciones cercanas a la fantasía. Un ejemplo claro es Dawang Raoming, novela por cuyo foro han pasado más de un millón de personas para dejar su opinión.

Pero no nos engañemos. En China existe una censura activa, así que no solo se trabaja a favor de historias más realistas en detrimento de la fantasía -una tendencia que lleva así décadas-, sino que cualquier tipo de crítica al sistema o al gobierno no pasará el corte necesario para ser publicada.

Es difícil saber si esta tendencia será extrapolable a otros países, ya que hay por el medio no solo un tema cultural sino económico. Estas novelas online son baratas y de consumo rápido, mientras que el papel en grandes tiradas acaba siendo un objeto demasiado caro para las clases populares en China. Pero ¿se censura mejor lo digital o tal vez sea una ventana por la que se cuelen ideas no deseadas por el gobierno? El tiempo lo dirá.

Vía: Abacus

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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