Biografía de Avicena
Médico, científico y filósofo de origen persa, Avicena (Ibn Sina) nació en Bujará (actual Irán) el 21 de agosto del año 980. Fue educado por su padre y siendo muy joven ya destacó por sus características intelectuales, memorizando el Corán durante su adolescencia o estudiando medicina. A los 18 años se convirtió en protegido del príncipe Nuh ibn Mansur, hecho que le permitió acceder con libertad a la prestigiosa biblioteca real y mejorar su formación.
Tras la muerte de su padre, Avicena ejerció como médico en la región de Jorasan, lugar en el que entró a formar parte de la corte del príncipe Buyid. Poco después de que el monarca falleciera, Ibn Sina comenzó a escribir sus dos trabajos más importantes: El canon de medicina o Al-qanun fi al-tibb, considerado una de las obras clave en materia médica y que sintetizaba los conocimientos médicos adquiridos durante siglos por los romanos, los griegos y los persas, y El libro de la curación o Kitab ash-shifa, dividido en cuatro partes y en los que se analizan la lógica, la física, las matemáticas y la metafísica.
Estas dos obras dotaron de mucho prestigio a Avicena, lo que le llevo a vivir en Hamadán, en la corte del príncipe Ala ad-Dawlah, para el que trabajó hasta su muerte en el año 1037.
Ha participado en esta ficha: yiyolon
Los textos seleccionados son breves, pero presentan al lector un mensaje de gran contenido, tan amplio que requiere de un aparato crítico y de notas, que por sí mismo, podría ser un tratado comparativo de mística entre la tradición de Ibn Sina y el pensamiento místico español o bien del pensamiento del pensador de ascendencia ismaelíi. Todo el trabajo de anotación hace árida la lectura, empero por sí solos estos textos no son sencillos de entender, y menos cuando, uno no cuenta con instrucción en materia de religión o de filosofía medieval.
A mí me llaman mucho los textos sobre mística, pero reconozco que los simbolismos utilizados para describir los éxtasis y las vías de ascesis pueden retrasar la lectura de este pequeño libro, empero, si se tiene paciencia, el libro puede dejarle a uno una serie de enseñanzas y un disfrute sin igual, al cual sólo la gente inclinada a la contemplación puede acceder.