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Libro dificilísimo, a ratos aburridos. Incluso llega uno a querer lanzar el libro por la ventana. Si la traducción del libro al español resultó muchas veces ininteligible, no me imagino el texto original. No obstante, ha sido uno de los libros que más me han removido la mente.
El telos de la obra es mostrar que, lejos de que nuestra época se funda en el relativismo moral, es posible encontrar en la ética de las virtudes, pensada por Aristóteles, la mejor base para hacer juicios morales. Para conseguir demostrar esto, que a mi juicio logra medianamente (incluso el autor admite que éste es un trabajo preparatorio para demostrar aquel aserto), nos lleva por una senda de dolor y de temas tan variopintos, que a ratos uno olvida porque lee esta obra.
Lejos de ser un texto inteligible como su Historia de la Ética, este libro resulta árido, y requiere de bastante bagaje sobre el tema de la reflexión moral. Tal vez con este conocimiento en mente, el libro pueda ser más digerible. No es un libro para todos. Y con esta idea en mente, sólo me queda decir que me alegra que el libro no haya sido una mera antología de artículos. Al final uno encuentra el hilo inconsútil que da sentido al texto, y eso se agradece.