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Con una trama simplona y previsible, muy del gusto del público juvenil, Simplemente, escaparme contigo, es una novela de la que puedes esperar muy poco y que te ofrece todavía menos. Y es que, como todos los libros del mismo estilo, pronto te empiezas a aburrir de tanta estúpida divagación adolescente e inseguridad sin sentido. Una que ya es muy mayor para tanta tontería juvenil.
Cuando Federico Moccia triunfó en la literatura con sus libros romanticones e irreales, se abrió paso a una nueva generación de autores italianos que parecen estar cortados todos por el mismo patrón. Francesco Gungui, autor de este libro, es uno de ellos, y como tal, un escritor cuestionable. Posee un estilo de escritura insultantemente sencillo y muy poco desarrollado, gracias a que cuenta con una prosa rítmica y bien estructurada, un lenguaje funcional y unas descripciones que dan ganas de llorar de lo básicas e insustanciales que resultan. Pero es que aquí, lo supuestamente importante son los personajes. Aunque eso es algo que no se refleja en ningún momento en el libro. Todos ellos son intrascendentes, vacíos y superficiales. Ni te los presentan ni los quieres conocer realmente. Y de todos ellos, Alice es con diferencia la peor. Aunque quizás eso se deba a que es ella la que nos narra esta estúpida historia.
Con ese título no se puede esperar que la historia de Simplemente, escaparme contigo sea un prodigio de la originalidad. En esencia, seguimos a Alice, una adolescente bastante banal que está enamorada (o eso cree) de su mejor amigo Luca. Alice y Luca mantiene un rollo raro tipo “estoy-por-ti-pero-no-me-decido-a-tener-una-relación-contigo” así que se pasan el día tonteando y respondiéndose a preguntas filosóficas que solo pueden ser producto de una intoxicación o una adicción grave a las drogas. Resumiendo, que nuestra protagonista jamás dice lo que piensa y su vida amorosa progresa menos que un caracol con reuma terminal. Y de repente, tiene un accidente de coche y pierde el filtro (literalmente). Alice empieza a decir todo lo que siente sin complicaciones y de una forma directa. Y entonces se lía la de Dios. Peleas con sus padres, que por cierto van a separarse, con su hermano, con sus amigos y malentendido estúpido gravísimo con Luca, que deja su incipiente relación colgando de un hilo. El resto de la historia es el típico cliché que siempre aparece en la comedia romántica o en las novelas para jóvenes. Todo se soluciona con una facilidad y limpieza que no sabes si reír o llorar. Y el final, pues ya sabe, de cuento de hadas. Un desenlace idiota para una novela idiota.
En suma, Simplemente, escaparme contigo es una utópica novela sobre lo bonito que es el amor en los libros. En la vida real la cosa está más fastidiada. El libro no consigue atraparte y el enorme muestrario de situaciones tontas acaba por hastiarte y desear terminar de una vez con esta tortura medieval. Y es que en este caso, el título está muy bien escogido. Hay que escapar, pero bajo ningún concepto con la novela, si no de ella. Avisados quedáis.