Resumen y sinopsis de Flores de verano de Tamiki Hara
A las ocho y cuarto de la mañana del 6 de agosto de 1945, Tamiki Hara estaba en su casa de Hiroshima.
Aquel instante, marcado por la detonación de la bomba atómica, dividiría su vida —y la historia del mundo— en un antes y un después.
Un texto de una crudeza sin concesiones, Flores de verano, obra fundacional del género del genbaku bungaku o «literatura de la bomba» nace del epicentro mismo del horror. Tamiki Hara respiró el aire saturado de ceniza, vio derrumbarse no solo su ciudad, sino la idea misma de humanidad. Y lo narró todo sin anestesia, sin florituras. Ganadora del Premio Takitar? Minakami, esta obra es mucho más que un relato de la destrucción: es una narración que conserva, entre las ruinas, la dignidad de lo que se resiste a desaparecer. Prohibida durante años por la censura que impedía hablar del trauma atómico, Flores de verano es hoy un testimonio imprescindible del horror nuclear. Poco antes de suicidarse, en 1951, Hara escribió su último poema: «Grabado en piedra hace mucho, / perdido en la arena movediza, / en medio de un mundo que se derrumba, / la visión de una flor». Esa flor —trémula, obstinada— florece en este libro. Leerlo es no olvidarla.
Narra, a través de 3 relatos, los acontecimientos antes, durante y después de la bomba de Hiroshima. Totalmente dispensable. Es supuestamente un clásico, pero no es nada amena la lectura.