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El cuerpo desobediente

Fernando Gómez Mancha
El cuerpo desobediente
  • Editorial: Ediciones Moreno Mejías

  • Año publicación: 2010

  • Temas: Narrativa

Resumen y sinopsis de El cuerpo desobediente de Fernando Gómez Mancha

Un hombre despierta. Todo es oscuridad. Sabe que algo extraño le está pasando, pero no es capaz de averiguar qué es. En esa situación, colmada de anomalías, repasa su vida, revive su infancia, y recuerda cómo lo dejó todo por Florencia y por una ilusión. Pero la oscuridad deja paso a la luz, aunque también están las nubes... y el propio cuerpo, que no siempre es obediente.

    EL CUERPO DESOBEDIENTE es la última novela del escritor granadino Fernando Gómez Mancha. Es una novela corta, vibrante, llena de significados y guiños, una novela vital y sentida donde el autor pone toda la carne en el asador. Nos preguntamos cuanto hay en el protagonista de Fernando, y, a veces, llegamos a la conclusión que mucho y, otras veces, que nada. Una anónima ciudad exenta de murallas y Florencia se hermanan en esta historia, comparten protagonismo, aventuras y desventuras, desde el inicio… un inicio desasosegante e intrigante que se irá desvelando en continuos saltos temporales, conforme el relato va avanzando.
    
    ¿Qué piensas si alguien te explica que hubo un tiempo, que estuvo en una situación en la que no veía absolutamente nada, en la que tan sólo lograba escuchar una lluvia remota, en la que el único perfume que le alcanzaba era el del otoño, mientras que el sabor del polvo, la sensación de hormigas en su piel y de su tacto convertido en corcho eran los protagonistas de sus sentidos abotargados?

“No veo nada. Sólo escucho remota lluvia. Huelo otoño. Saboreo polvo. Siento corcho...  y hormigas.”

    EL CUERPO DESOBEDIENTE… el cuerpo desobediente… ¿por qué ese enigmático título? Lee este bello libro y desvela todos los secreto que esconde.

    “Estoy en el Ponte Vecchio, con el que tantas veces he soñado. Lo recorro. Me apoyo en el pretil, entre dos columnas, bajo uno de los tres arcos gemelos, desde donde puedo observar el río. Allí, en el centro del puente, me siento el centro del mundo, de un desolado mundo. Fijo mi vista en el Arno, el río que se esconde bajo mis pies; me hipnotiza su fluir lento y constante, ocre y naranja.”

Ha participado en esta ficha: fgmancha