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Siempre es difícil valorar un libro de cuentos, porque entre ellos, hay algunos que te encantan, otros que te horrorizan y algunos que no te dicen nada. Este libro, no es una excepción.
Está dividido en dos partes: Cuentos y artículos. Los primeros de mucha mayor extensión que los segundos. La principal característica de ambos, es que están muy bien escritos. Con una forma y estilo inconfundibles, que hicieron de su autora, una gran escritora reconocida.
Centrándonos en los cuentos, se pueden ver varios elementos análogos muy característicos del universo de Ana Mª Matute. Para empezar todos los cuentos acaban mal. No existen finales felices y muy pocos de los cuentos tienen un final neutro. Los personajes, ubicaciones y épocas se repiten constantemente a lo largo del libro. Además de que la mayoría de los protagonistas de los cuentos, son niños, generalmente sin padres o con familias desestructuradas, muy pobres que soportan unas condiciones de vida muy extremas. Se podría decir, que el fondo de los cuentos es siempre el mismo: la brutalidad, la pérdida de la inocencia, la presencia de la muerte, la pobreza y, en general, la tristeza frente a la vida.
He de confesar, que al principio este tipo de cuentos me producía una profunda sensación de rechazo, que a medida que leía el libro, desapareció, debido, supongo, a que me acostumbré a la forma y el fondo de los diferentes cuentos.
En cuanto a los artículos, poco tengo que decir, ya que me resultaron insoportablemente aburridos, en cuanto a sus temas, aunque con unas descripciones muy bellas.
Resumiendo, este libro es un conjunto de cuentos bastante homólogos, pero muy diferentes a la vez, que abre una puerta a una época de la historia, ya olvidada por muchos, y nos muestra que recordar, traspasar esa "puerta de la luna" que todos tenemos, puede ser doloroso y cruel, pero que siempre nos deja algo de lo que podemos aprender.
Colección de cuentos completos y artículos de Ana María Matute.
Muy recomendable para los amantes del relato corto.
Lo que me ha parecido más interesante es el acercamiento al mundo de la infancia. Prácticamente todos los cuentos tienen como protagonistas a niños, un catálogo extenso de niños: "Niños tontos", pero también niños pobres, niños listos, niños crueles, y sobre todo niños tristes. Porque en conjunto los cuentos son completamente pesimistas, muy tristes, marcados por la sensación de pobreza y abandono de la posguerra.
Mi cuento favorito es Fausto, de una dureza casi tremendista, me dejó sin aliento el final y me encantó el sentido, el paralelismo.
También me gustó mucho El niño al que se le murió el amigo, breve, pero con mucha inteligencia y muy bien narrado.
Muy recomendable.