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Difícil organizar las ideas para elaborar esta reseña. En principio, es un libro exquisitamente escrito, pero bastante extraño y sorprendente. En el primer capítulo hay unas escenas de maltrato infantil que son bastante fuertes, y que hoy en día serían impublicables (creo que este libro fue publicado a principios de los cincuenta). El protagonista es un niño de ocho años: Horton "Horty" Bluett, quien es sorprendido comiendo hormigas rojas en la escuela, por lo cual su padre adoptivo, Armand, le da una paliza tremenda, en la cual le cercena tres dedos de la mano izquierda con una puerta y por la que se ve forzado a huir de su casa con sus únicas pertenencias, su muñeco Junky y un guante de béisbol viejo, debido a que su maltratador padre adoptivo le ha dado lo necesario para subsistir en calidad de préstamo, y lo ha adoptado con el único fin de obtener réditos políticos con miras a sus aspiraciones electorales como concejal.
Horty, herido y asustado, es acogido por un grupo de fenómenos de feria, que lo curan y lo hacen pasar por la hermana de Zena, una enana talentosa y bastante perspicaz, por lo Horty que entra a este mundo con la nueva identidad femenina de Hortense. Allí conocerá al misántropo Pierre Monetre, alias el Caníbal, el malvado regente de la feria, médico de profesión, quien entra en posesión de una extraña gema que puede crear tanto réplicas exactas de seres vivientes como horrendas abominaciones, y que además puede vibrar en las mismas frecuencias del pensamiento y comunicarse con algunas personas.
Es de esos libros en los que uno a cada capítulo se pregunta "¿qué carajos es lo que estoy leyendo?", pero en este caso a pesar de los mayúsculo de muchos de los disparates que nos presentan, el resultado final es bastante bueno. Ha sido mi primer libro de Theodore Sturgeon y no puedo esperar para ir por otro del mismo autor, a sabiendas de que no me volverá a sorprender como lo hizo en este impredecible relato.
P. S. Se mencionan en la trama otros libros como La guerra de las salamandras de Karel Capek y Crónicas Marcianas de Ray Bradbury.
Pura fantasía y magia lo que podrás encontrar en esta obra. El autor consigue dotar de vida a un muñeco y hacer que el lector incluso se encariñe de él, como sus protagonistas. Claro ejemplo de la magia de la lectura, que puede hacer que un objeto como un muñeco refleje más sentimientos positivos que incluso alguno de los personajes de la narración. Ciertamente entrañable.
Me enamoré de Sturgeon cuando leí este libro, pero no encontré en ninguna otra obra la magia de Los Cristales Soñadores... Emociona su manejo de los sentimientos, rescata los valores de la diversidad y condena cualquier tipo de violencia y represión. Nunca sentí una fantasía tan real!
Aunque se le rotule como ciencia ficción, esta novela pertenece a la más pura literatura fantástica. La humanidad, siempre presente en Sturgeon, llega a extremos conmovedores, aunque sin alcanzar el excelente nivel de "Más que humano"