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Tengo sentimientos encontrados con este libro. Por un lado, el autor refleja bien el horror y cómo era la "vida" de los deportados hacia el desierto sirio. También me parece muy acertado el cierto equilibrio entre armenios y turcos, sin dejar de lado que los primeros fueron víctimas del gobierno de los segundos pero sin meter a todos los turcos en el mismo saco de la barbarie. Porque hubo muchos turcos que ayudaron a armenios incluso jugándose la vida.
Por otra parte veo ciertas carencias narrativas en cuestiones cronológicas. A veces pasan varios años sin apenas explicación, lo que hace que la historia pierda un poco de credibilidad. Por último, el punto de vista infantil no me cuadra en libros que tratan temas tan crudos como este, pero ese ya es un pensamiento subjetivo.
No le pongo menos nota porque, en su conjunto, es una obra aceptable y con un final muy logrado y satisfactorio, para mí lo mejor de todo el libro. Además, trata sobre algo por lo que siento verdadera pasión como es el pueblo armenio y su milenaria historia. Eso siempre suma.