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Buena biografía. Destaca la profesionalidad del general Rojo, un general muy distinto a toda la pléyade africanista del momento. El título usa la palabra humillar, y me parece excesiva. Sabemos que Franco no era una persona inteligente, quedó muy abajo en su promoción, pero tenía el objetivo de conquistar metro a metro, pueblo a pueblo y casa por casa, para establecer la gran represión ejercida durante los cuarenta años de franquismo.
Por ello cayó en las "trampas" de Rojo. Esta lectura se puede complementar con los escritos del propio Rojo.
Como aficionado a la historia y en especial interesado en la guerra civil española compré el libro con gran curiosidad porque me llamó mucho la atención su título. Lo leí con intensidad decreciente tan pronto vi que no se aportaban datos fehacientes para respaldar la argumentación histórica que daba nombre a la portada. Su autor es un militar y esto, en principio, parece dar cierta autoridad al que habla. Sin embargo he de decir que su interpretación histórica del periodo republicano es más que discutible y su exposición de los hechos se basa en el arquetípico cliché maniqueo de buenos y malos que se nos está vendiendo de unos años acá pero, que, revisando documentos de la época, simplemente no se sostiene. No se puede pretender ser historiador hablando de las salvajadas de unos y pasando de puntillas o justificar la violencia de los otros. Como historiador se ha de mantener una neutralidad, una equidistancia sobre los hechos que esta obra no mantiene. No se puede tampoco generalizar, focalizar y simplificar los males de un pais en un grupo exclusivo de reaccionarios militares “africanistas” pues la realidad española de la época constaba de matices mucho más diversos y complejos. También añadiré que, a fuerza de confrontar páginas con hechos, el título del libro tendría que ser justo el contrario. ¿Por qué? Porque ninguno de los planes republicanos dirigidos por el muy competente general Rojo tuvieron un desarrollo favorable o sirvieron para ganar ninguna ventaja determinante en la guerra. En el fondo esto lo demuestra el propio libro sin proponérselo, pues, objetivamente, ninguna ofensiva republicana pudo sostenerse más allá de algunas semanas con excepción de la batalla del Ebro (y tampoco sirvió para nada). Esto son hechos constatables y verificables históricamente sin apelación posible a la fantasía. Lo que sí se desprende del libro es que el general Rojo era un profesional inteligente, eficaz, muy capaz, leal a la República y que representaba un tipo de militar moderno que hubiese sido muy conveniente para la España de aquella época. Un oficial de Estado Mayor en toda regla que supo utilizar los medios a su alcance y , probablemente, de muchísima más talla intelectual que sus correligionarios republicanos o que el propio general Franco. Lo demás son milongas ideológicas del autor que, con la excusa de una biografía, explica la guerra civil a su manera, cita simplemente opiniones que aparecen en otros libros y facilita documentación sesgada. Todo ello le priva, a mi juicio, de autoridad argumentativa al mostrarse en exceso partidista. El historiador, aunque no sea neutral, al menos, cual mujer de Cesar, ha de parecerlo.