Resumen y sinópsis de El árbol de la ciencia de Pío Baroja
El árbol de la ciencia (para el propio Pío Baroja «el libro más acabado y completo de todos los míos») es la obra en la que la técnica narrativa del novelista ?el gusto por la sucesión ininterrumpida de acontecimientos, la abundancia de personajes secundarios, la hábil articulación de situaciones críticas, el impresionismo descriptivo, el rápido trazo de caracteres alcanza su mayor eficacia, así como aquella en que, en palabras de Azorín, se halla «mejor que en ningún otro libro el espíritu de Baroja».Es la tercera novela de la trilogía La Raza. Narra en ella la vida de Andrés Hurtado desde el comienzo de sus estudios de medicina. El menor atisbo de felicidad asoma en su existencia vulgar: una facultad agria, una familia poco afectuosa y unos amigos nada generosos. Su propia profesión le sirve para odiar más a los hombres, y sólo junto a Lulú, una muchacha atrevida y que rebosa ternura, encuentra Andrés cierta felicidad.
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Es una novela demasiado buena como para mandar leerla en los institutos. Me gustaría saber si los ingleses, franceses, alemanes, italianos conocen a Baroja. Creo que si no lo conocen, los españoles tenemos entonces una gran ventaja sobre ellos. Baroja es de los escritores que causa adicción. Otro que sobre todo es estilo, es decir que lo mejor de él es que en sus novelas siempre está él, opinando, viendo... Cuando se dice eso de "El estilo es el hombre" creo que estaban pensando en Baroja. Seguramente esta sea la mejor de todas las que escribió. Repito: urge quitarla como lectura obligatoria de los planes de estudio.
Tercera lectura de esta grandiosa novela que muy acertadamente tuvimos en la asignatura de literatura de COU. Sorprende lo bien que resiste al paso del tiempo y lo mucho que continúa enterneciendo.
Lo único que me sigue pareciendo árido son las divagaciones filosóficas de la cuarta parte pero con los años y conociendo más la personalidad del autor me parece que capto alguna idea.
Estoy absolutamente de acuerdo con Ayanta Barilli que las autobiografías noveladas son apasionantes, rezuman un caudal extraordinario de sentimientos y vivencias.
El árbol de la vida y el árbol de la ciencia, o la distinción entre vivir la vida como felices ignorantes, sin dolor, o acceder a un conocimiento de lo real que sin embargo nos atormenta y nos hace conscientes de ese dolor de vivir. Una novela enmarcada en el pesimismo generacional del 98, trazándose un retrato muy negativo de España como nación deficitaria en todos los órdenes, de la mentalidad cerril y provinciana, atrasada respecto al resto de Europa y con problemas de todo tipo, políticamente determinada por el caciquismo y por un patrioterismo orgulloso pero desconectado de la realidad. Andrés Hurtado, joven estudiante de medicina, mantiene una actitud de abrumador pesimismo y desengaño, hostil hacia el género humano y muy impregnada de la filosofía en boga por entonces, con Kant y Schopenhauer a la cabeza: imposible creer en nada que otorgue sentido a la existencia, lo cual condena a nuestro protagonista al sufrimiento, a distanciarse de sus congéneres… la paz, la estabilidad vital, duran poco y son ficticias; parece que traer un hijo al mundo fuera el peor pecado, pues el hombre es frágil, y su lucha por la supervivencia algo cruel, a menudo desigual, sin auténtica justicia.
La descripción de estas realidades humanas se hace a menudo en términos biológicos y científicos, pues la condición de médico de Hurtado es determinante, aunque un remedio ineficaz para “curar” el mundo en que le ha tocado ejercer su profesión. Política, religión, todo es objeto de denuncia: si los ricos y la clase burguesa no salen nada favorecidos (mediocridad, apariencias, afán económico… como es el caso del amigo y compañero de estudios), no ocurre menos con los pobres, vistos como criaturas reducidas a una condición animal, en situaciones de miseria, explotación, etc. y peor aún, cada uno aferrado a su papel y asumiéndolo con normalidad. La peripecia vital del (anti)héroe le permite recorrer muy variados ambientes, desde el Madrid estudiantil (de una bohemia nada romántica) al ambiente rural, topándose con una amplia galería de tipos rápidamente esbozados, la mayor parte de ellos degradados… en una descripción de apariencia viva, torrencial, con cabida incluso de diálogos filosóficos (quizá un poco farragosos). Tampoco salen bien paradas las mujeres, con sus instintos que lo echan todo a perder… por contra, se trata con toda crudeza la terrible situación en los burdeles.
Todo un clásico de la literatura española. Tras años de nombrar de Pío Baroja en colegio e instituto lo leí en segundo de carrera. Una historia descarnada y bastante séptica en el fondo, que en mi opinión no busca tanto entretener como instruir o ilustrar, de manera dicen autobiográfica, las inquietudes del autor. Recomendable.
Libro imprescindible. Se aprende y se disfruta mucho con él. Le doy un 9 porque algunas ideas me resultaron pesadas y confusas, pero eran pocos párrafos en los que lo sentí. Totalmente recomendable, pero solo para las personas que se sientan atraídas por las reflexiones filosóficas, que, aunque muy accesibles, no dejan de ser profundas.
Me lo recomendaron de forma insistente. No pude con él. Soporífero en muchos momentos. Solamente recuerdo algún diálogo filosófico fantástico, pero nada más.
Francamente, lo que no me gustó fue la narración y la forma de escribir de Baroja. La historia (autobiográfica, por cierto) está bien, pero para mí no es suficiente si su narración no me gusta.
La vida de Andrés Hurtado, desde que comienza sus estudios de medicina hasta su muerte, primer libro que leo de Pío Baroja y me ha parecido una obra de gran calidad, de lectura muy fácil y amena, os lo recomiendo.
Es llamativo cómo la crítica que ofrece este libro sigue plenamente vigente un siglo después de haber sido escrito. El retrato que el autor hace de España es pesimista y, hasta cierto punto, despectivo. Es curioso comprobar cómo la idiosincrasia española, que tanto irrita al autor, apenas ha cambiado en todo este tiempo. Por lo demás, se trata de una lectura ágil, aunque los capítulos descriptivos pueden resultar tediosos, al igual que aquéllos en los que el protagonista mantiene una larga conversación con su tío Iturrioz, si no se está muy informado. Los retratos de los personajes son certeros y muy poco benévolos. El final, sin embargo, me parece demasiado precipitado.
Obra maestra en la que Pío Baroja da muestras de su concepción espiritual y filosófica de la vida.
La historia describe las andanzas, periplos y tribulaciones, de un ser desorientado que se siente siempre aislado aunque se encuentre acompañado.
A través de los ojos de Andrés Hurtado, veremos los conflictos existenciales que abruman y asolan a una España decadente.
El mundo rural es un campo yermo, caciquil e inmóvil; y la ciudad de Madrid es un espejo frío en el que quedan reflejadas las miserias, las desigualdades y las despreocupadas vidas de las altas clases sociales.
La novela es un retrato descarnado, claro y pesimista, de esa sociedad española de finales de siglo XIX.
Una de las piezas más fundamentales y acertadas de la Generación del 98.
Es la primera obra de Baroja que leo y me ha dejado con sensaciones encontradas. Por un lado, la trama es interesante, los personajes están bien trazados y el autor hace gala de inteligencia, si bien su pesimismo es, a veces, cargante aunque, claro, de eso se trata. Por otro lado, y a pesar de su tono crítico en el fondo, en la forma es muy parecida a lo que se estilaba en la época, cae en ese costumbrismo anodino y provinciano que desmerece en parte el conjunto. En definitiva, buena novela que refleja la corriente de pensamiento de entonces y la convivencia del atraso con el nacimiento de la ciencia moderna. Baroja compensa el aire folletinesco con su profundidad, esto le permite salir airoso. Ojalá pudiera decirse lo mismo de tantos imitadores que eligieron una mala referencia en un momento en que la creación literaria bullía.
Lo leí siendo un adolescente y la recordaba con gran cariño. Ahora lo he releído en mi madurez y no me ha impresionado. Un clásico, sin embargo.
Es un libro recomendable, aprendes cosas sobre la medicina y algo de filosofía, todo bastante por encima, como debe ser. Me gusta ese aura de pesimismo, de soledad de negatividad y como plantea el libro este autor. Te da su perspectiva filosófica y esto me atrae pues me ayuda a formar la mía.
Lo leí hace años para la escuela y recuerdo destellos filosóficos y psicológicos muy buenos.
Me gustó ese costumbrismo de Baroja, una vez más. No seré el primero ni el último que se sienta identificado con Hurtado, ni que verá por aquellas calles del Madrid de principios de siglo los arrabales de su ciudad actual.
Por supuesto que es una lectura recomendable, breve, amena e instructiva.